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Jihyo miraba a su yerna (ex, pero dejenla asimilarlo todavía) buscando a su hija con la mirada. Nayeon ya se había acercado a Jihyo y a Somi para preguntarles, pero Somi no estaba ni enterada y Jihyo aún no quería hacer algun movimiento que interrumpiera su plan.

Ella aún tenía la interrogante de por qué esos dos no seguían juntos. Cuando su Tzu llegó una noche y les dijo a las das que Nayeon no era más su novia ella en serio pensó que su hija estaba jugándoles una broma, pero entendió que todo era verdad cuando la escuchó llorar y correr a los brazos de las dos para refugiarse ahí.

Días después, la sorpresa para Jihyo y Somi se hizo más grande cuando la misma Nayeon se encontró con las dos y les agradeció por haberlo hecho parte de su familia todos esos años que estuvo con Tzu, confirmándoles a ambos que la relación había terminado.

Ahora, claramente Jihyo no obligaría a su hija a seguir con Nayeon si ya no la amara o si alguno de los dos le hizo daño al otro, pero luego de conversar con Tzu, y chismear un poco con Chaeyoung, entendió que todo había sido una enredadera de sentimientos.

Y la que insistió en terminar fue su misma hija.

Ella puede ser incluso mayor que su esposa, pero no es tan vieja como para no saber que para esta situación sí hay una solución, y esa sería, obviamente, la comunicación.

Pero bueno, Ella no quiere ver a su hija triste otra vez y desea con toda su alma que viva una vida feliz, así que su plan para darle una pequeña ayuda al amor empieza con ella conversando con Tzuyu.

—¿Bebé? Soy yo, Tzu, mamá Jihyo, ¿puedes abrirme la puerta, cariño? Quiero conversar un momento contigo—Jihyo tocó la puerta de su hija y esperó por una respuesta apoyada en la pared.

No la tuvo verbalmente, pero sintió como el seguro de la puerta era quitado y se mantenía un poco abierta, entendiendo que se le había dado permiso para entrar.

Ingresó con pequeños pasos a la habitación y vio a su hija sentada al borde de la cama, con la mirada en sus pies y sosteniendo el peluche de oso que, oh casualidad, fue un regalo de Nayeon por su segundo aniversario.

Se sentó a su lado y pasó un brazo por sus hombros, logrando que Tzu recostara su cabeza en ella e inhalara su perfume, soltando un suspiro triste después.

—Puedes decírmelo, Tzu, namá no te juzgará—Y al momento de decir esas palabras, sintió como su hija se acomodaba más cerca de ella y empezaba a llorar.

—N-No sé que hacer, mamá—Tzu intentó limpiar sus lágrimas pero estas seguían bajando por sus mejillas—Estoy tan confundida que lo único que llega a mi mente es arrepentimiento y sobre todo vergüenza. Siento que arruiné lo más lindo que tenía y no sé cómo arreglarlo.

Jihyo abrazó a su hija y acarició su espalda tratando de calmarlo. Ella escuchó cada palabra y no habló hasta que Tzuyu desahogara por completo todo lo que tenía que decir.

Así que cuando eso sucedió, se alejó un poco de su hija para poder mirarlo a los ojos.

—Tzuyu, te amo, eres el regalo más hermoso que me dio la vida y sé que hablo por Somi al decir que siente lo mismo por ti. Somos tus madres y como cualquier otra madre lo que más quiero en esta vida es verte feliz, viviendo una vida que no te prohiba nada y siendo libre al tomar tus propias decisiones. Sé que para llegar a eso primero tienes que tropezar y caer, y eso es lo que estás pasando ahora, un tropiezo del cual tienes el poder de levantarte, no está todo perdido, Tzu.

Acarició la frente de su hija y acomodó sus cabellos, esperando a que la menor procesara sus palabras y entendiera de una vez por todas.

—¿Estás segura que no? La traté muy mal la última vez que nos vimos y hoy no pude estar en la misma habitación que ella, y pensé que sí iba a lograrlo para demostrarme a mi mismo que había tomado la decisión correcta, p-pero fue todo lo contrario, y tengo miedo, mamá.

—¿Miedo a qué?¿A Nayeon?

—A que Nayeon ya no me quiera como yo lo sigo haciendo.

Jihyo soltó una risa incrédula y se levantó de su lugar, volviendo a acomodar los cabellos de Tzu y dándole un beso en la frente antes de dirigirse a la puerta.

—En serio, Tzu, si esa chica no te quisiera como siempre, no estaría buscandote por toda la casa ni preguntando por ti. Estoy tan seguro de que ella sigue sintiendo lo mismo como también estoy seguro de que en unos segundos adivinará que te escondiste aquí.

Y como si Tzuyu aún no entendiera lo sabio que es su madre (o lo predecible que es Nayeon) se sorprendió al escuchar golpes en la puerta de su habitación.

—¿Tzu? Mmh ¿Estás ahí? Q-Quiero hablar contigo, por favor, necesitamos solucionar esto de una vez.

Con una ceja alzada y una mirada divertida, Jihyo le dio una última sonrisa a su hijo antes de abrir la puerta y encontrarse con una muy confundida y esperanzada Nayeon.

—En tus manos están los sentimientos de mi hija, Nayein, espero que todo esto termine bien para todos—le sonrió a la más joven y salió de la habitación, dejando a Nayeon adentro de esta y una conversación que daría fin a muchas cosas.

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𝙼ᰔ𝙼 🎀 𝙽𝚊𝚃𝚣𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora