De nombre, Kia

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-—Resiste Kurosaki! —el eco de su vos resonó por todos los pasillos, con el tono de alarmada acentuada en ella, abrumando el ambiente.

La figura inerte de Ichigo se mantenía sobre la camilla, con el rostro ensangrentado, el cuerpo desecho y el corazón sin latir. Las personas al pasar giraron sus miradas en dirección de la escena, vieron al chico tumbado en la camilla con la mascarilla de oxigeno sobre su boca, los médicos alrededor de su cuerpo en un intento de mantenerlo con vida. Aquella vida que en algún momento atesoro.

Ishida había llegado hasta a el tan rápido como sus piernas se lo habían permitido al correr, al alcanzarlo de camino al pasillo sus ojos no pudieron expresar mas que terror cuando lo vio, preguntándose miles de veces el ¿Por qué?, pero era un profesional a si que enseguida alejo todo cuestionamiento y se dispuso a salvarle la vida. Casi al momento de su llegada su cuerpo había sido trasladado a quirófano con la intención de drenar sus pulmones y hacer funcionar su corazón.

1 AM

Miro las puertas de cristal frente a ella, distante, con los pensamientos lejos del lugar. Entró corriendo por el recibidor, no escuchaba nada, el silencio en su cabeza hacia que sólo los latidos de su corazón resonaran con fuerza en sus oídos. Movió sus ojos de un lado a otro inquietos por todo el lugar luego de encontrarse dentro de la sala. Buscaba a alguien conocido, alguien que pudiera explicarle lo que sucedía. La mirada se fijo instintivamente al escritorio frente a ella y con pasos temblorosos he incluso torpes, camino como pudo en dirección de aquel sitio.

—Kurosaki Ichigo —fue lo que salió de su boca al llegar.
—¡Karin! -el zumbido en su cabeza se agudizo cuando escucho su nombre en aquella vos.

Giro su rostro buscando la dueña de aquel llamado, al recorrer el amplio pasillo en dirección de la entrada, la vio correr con los ojos empapados de lagrimas, el cabello empapado por la lluvia, y las gotas de agua recorrer la cara roja de esfuerzo. Sus miradas se cruzaron en un silencioso mensaje de agonía. La enfermera al otro lado del alto escritorio la llamo, preguntando la familiaridad con el paciente, fue entonces que sus nervios reaccionaron alejando el estado abrumador donde se encontraba devolvió su vista ansiosa a aquella mujer.

—Soy su hermana menor —atino a responder segundos despues.
—El señor Kurosaki se encuentra en quirófano en este momento, ha tenido un accidente automovilístico donde las piernas y las costillas se fracturaron, ha recibido una contusión fuerte en la cabeza, una de sus costillas a perforado uno de sus pulmones....

Escucho cada palabra que salia su boca tratando de mantener su atención en ella, pero el latir acelerado en su pecho se hacia cada vez mas intenso con cada frase. Yuzu había llegado a su lado, escuchando la situación en que su hermano se encontraba, la escucho producir un grito de dolor, seguido de los lamentos y sus lágrimas salir. Se giro hacia ella con toda la fuerza que su cuerpo le otorgaba, estiro sus brazos hacia ella en un intento de consolarla, y la abrazo.

Ambas mellizas se quedaron abrazadas frente a la mirada de aquella mujer, quien las miraba con pena. Entonces sus pensamientos se alejaron al momento en que Ichigo había tenido aquel fatal accidente, queriendo entender el por que y la razón que lo había llevado ahí. Todos aquellos pensamientos se distanciaron cuando sus ojos lograron ver de reojo aquel cabello naranja frente a ella, alzo su mirada con lentitud encontrándose con sus ojos miel.

—Orihime...

"Quiero llevarte algún lugar donde despedirte no me duela mas, donde vivir no me haga llorar"

—¿Crees que conocernos haya sido planeado? —escuchó su voz cargada de incertidumbre

Ichigo aparto la mirada del sol que comenzaba a desaparecer entre los edificios del lugar, poso sus ojos cristalinos sobre su rostro pálido y trato de descifrar lo que ella quería decirle. La rueda de la fortuna estaba girando con calma dejando a su paso un paisaje relajante de azules y naranjas con algunos destellos brillantes indicando la aparición de estrellas. Por azares de un juego de manos que Mizuiro nombro como piedra, papel o tijeras habían terminado emparejados y a bordo de una de las cabinas de metal que ofrecía dicha atracción mecánica.

SI FUERA EL  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora