NO TE MUERAS

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Todo el camino de regreso a la casa de Omar se realizó en absoluto silencio. Elena manejaba tratando de mantener su mente enfocada sólo en la carretera y lo mal que conducen los vainilla para no pensar en lo que acababa de hacer su amigo.

Omar lleva a su protegida en brazos, envuelta en su saco. Acunada contra su pecho, la sujeta con tanta delicadeza como su propia fuerza y tosquedad natural se lo permiten. La observa con tristeza y sentido de culpabilidad. Recuerda el día que la compró para evitar que su hermano la mate. Todo lo que quería era protegerla, siente que ha fallado.

Cada cierto rato el silencio es interrumpido por los quejidos que estrella emite a pesar de encontrarse bajo los efectos del sedante que su dueño le administró. Bajo la ropa de Omar, que para el tamañito de ella, es enorme, todo su delgado y frágil cuerpo está cubierto de hematomas y heridas que los golpes del castigo le causaron.

Una vez en casa Elena ordena a uno de los sirvientes llevar el maletín de curaciones y heridas a la habitación de la mascota. Luego encarga al otro sirviente preparar la cena y a la sirvienta le encarga preparar un baño relajante para Omar. Ella siempre sabe que él lo va a necesitar, aunque es varios años menor, se comporta como una madre más que como una amiga en determinadas circunstancias.

Omar recuesta a su pequeña sobre la suave cama, con cuidado la desnuda para poder curarle las heridas. Los ojos se le empañan. No logra evitar que sus lágrimas caigan al ver el estado lamentable en que se encuentra la chiquilla.

Todo el cuerpo de Estrella está reventado a golpes. Solamente los pies y pernas se salvaron de los 100 azotes que les correspondían. De todas maneras los 260 azotes que recibió ese pequeño cuerpecito fueron demasiados.

Toda su delgada espalda está cubierta de hematomas. La delicada piel que hace una horas lucía blanca y sedosa, ahora es de color morado, se siente caliente al tacto debido a la inflamación y también porque tiene fiebre. Le aplica con suavidad, una crema, luego la cubre con esas gasas especiales para que al girarla, el roce con otra superficie no la retire.

Omar suspira sintiéndose culpable por como luce el cuerpo de su esclava. Después de todo es el resultado de su obra, pero a pesar de lo mal que Estrella quedó después del castigo, si los azotes los hubiera dado el verdugo... ella estaría muchísimo peor.

Todo su trasero tiene heridas relativamente profundas. 100 azotes con una vara es algo extremo. El juez no tuvo ninguna piedad al sentenciar tal cantidad. Las nalguitas respingonas de adolescente están muy magulladas. Por más que Omar se esforzó en repartirlas a lo largo y ancho de toda la superficie, no logró evitar causar un fuerte daño.

Las dos nalgas estaban edematizadas. Cubiertas por hematomas enormes en los laterales y heridas abiertas en el centro. Limpió la sangre que había goteado a lo largo de sus piernas, luego tuvo que aplicar sobre la herida abierta un producto cicatrizante que además evita las infecciones, pero que es muy doloroso porque arde. (No. No es alcohol, es el otro, pero no pondré el nombre porque no le quiero hacer publicidad a ninguna marca).

Las curaciones de las heridas son dolorosas, Estrella emite quejidos cada vez más fuertes, el efecto del sedante ya pasó. Tras limpiar, curar y cubrir las heridas de sus nalgas, la gira. Frente a él... un cuerpecito hermoso para el cual hasta respirar es doloroso.

Le separa las piernas, su área genital fue la que menor castigo recibió. 40 golpes con la fusta son relativamente pocos para una zona tan resistente. Contrario a lo que la mayoría de gente cree, el área genital de las hembras es mucho más resistente de lo que te puedas imaginar, después de todo fueron diseñadas para resistir el "ataque" del macho, para luego ser atravesado por un nuevo ser vivo.

ERES MI ESCLAVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora