SEIS MESES DE ESCLAVITUD

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Viendo el terrible estado en el que se encontraba el cuerpo de su mejor amigo, con marcas y heridas que gritaban a todo pulmón dónde cómo y cuánto había sido golpeado, quemado, electrocutado, y violado. Elena pensó que tal vez era mejor dejar que la muerte hiciera su trabajo.

—No puedo devolverle la dignidad que ya le ha robado, no puedo quitarle todo el sufrimiento y humillaciones que él le ha hecho pasar, pero puedo detener todo aquí y ahora. Sólo déjame abrazarlo— dijo la dama envuelta en una túnica negra, que sentada en una esquina esperaba pacientemente a que Elena deje de interponerse.

—¡Mira esos cortes en su espalda! Significa que le ha azotado con látigo, sin tan siquiera saber usarlo. Se ve que simplemente descargó con furia los golpes del arma... pudo haberlo matado, las heridas son tan profundas que, de no ser por sus enormes músculos, ya habría llegado hasta el hueso. Además, están infectadas, significa que el muy maldito no le limpió las heridas después de azotarlo... ¡no debería llamarse cazador! No es más que un miserable mal nacido. La entrada de su cuerpo está destruida totalmente, le ha violado sin compasión usando objetos que no están hechos con esa función. Si sus recursos económicos no le permiten comprar el equipo específico, debió abstenerse de hacerlo o simplemente usar su propio cuerpo, en lugar de usar objetos que le han desgraciado de esta manera tan cruel... no soporto imaginar todo lo que le ha hecho sufrir al penetrarlo con esas cosas. Le ha marcado con fuego al rojo vivo, sabiendo que sólo será temporal, quizás pueda tomar acciones legales al respecto, no está permitido hacer marcas permanentes de forma intencional a un esclavo que cuyo contrato es temporal...—

—Desconozco las leyes de tu mundo cazadora. Estoy aquí siguiendo las del mío, ese cazador me invocó desde el fondo de su corazón y sólo por eso no me voy, aunque tú sigues impidiéndome hacer mi trabajo—

—Si escuchaste la voz de su corazón de cazador, invocándote para que te lo lleves, entonces, ¿por qué no escuchas la voz del mío? —

—Te escucho cazadora, también veo las lágrimas de sangre que brotan desde el centro de tu corazón. No quieres perder a tu amigo y estás luchando por arrebatarlo de mis brazos, pero no es a mí a quien tienes que convencer—

Al ver que Elena volteó su rostro hacia una esquina vacía para mantener su mirada fija en aparentemente el aire, al mismo tiempo en que su rostro cambia de expresión continuamente como si estuviera conversando mentalmente con alguien invisible, la oveja de Gabriel exclamó bajito, un cazador merece morir en combate, no tendido en una cama.

En ese momento las palabras llenas de odio de Gabriel recuperaron la atención de Elena, quien al escuchar la forma en la que éste hablaba acerca de Omar, se dio cuenta de que él tampoco recordaba lo que realmente pasó aquella noche en su cocina, por lo que, al terminar de colocar una vía intravenosa en el brazo de su mejor amigo, para al menos hidratarlo, ya que los antibióticos no hacían efecto debido a que los nanos que se encontraban en su torrente sanguíneo devoraban todo cuanto encontraban a su paso; sacó su celular diciendo:

—¡Mira esto maldito desgraciado! — le muestra el video de lo que pasó aquella noche.

En ese video se ve a Omar luciendo muy apuesto en su traje de fiesta a pesar de lo cansado y somnoliento que se encontraba. Se ve que entra a la cocina y toma de la vitrina todo lo necesario para prepararse un café con alta dosis de cafeína, de modo que le ayude a mantenerse despierto en la fiesta de su mejor amiga, pues sabía que Elena considera que eso es importante. Por lo que a pesar de que su cuerpo le exigía una cama para dormir debido al malestar propio de la gripe, además de que se había mantenido despierto varias noches consecutivas cuidando las heridas de Hanyu.

Detrás de Omar ingresa Gabriel, quien ya se había tomado varias copas de alcohol lo cual se le notaba en la forma graciosa de caminar.

Una vez frente a Omar en la cocina, dónde nadie más los podía ver, Gabriel soltó lo que había en su corazón con la misma inocencia de un niño que confiesa su amor, sin imaginar que Omar no se encontraba en su momento más sociable debido al malestar que aplastaba su cuerpo:

ERES MI ESCLAVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora