parte 2 (+18)

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La mano de Cuti se coló por debajo del buzo y la remera que cubrían al menor, dejando pequeñas caricias con su pulgar sobre la cadera, donde sabía de memoria que tenía el tatuaje del beso. Subió de a poco la mano, acariciando el abdomen trabajado, hasta llegar a los pezones, acariciando uno suavemente con el pulgar. El jadeo que escapó de los bonitos labios de Enzo, extasió al cordobés. Repitió un par de veces esa acción, mientras comenzaba a llenar de besos y lamidas el cuello del bonaerense, quien tiró la cabeza hacia atrás para darle más acceso.

— Cuti — el jadeo aireado se escapó de los labios del menor sin intención. Cristian sacó su cabeza del cuello contrario y miró con ojos oscuros a Enzo. Tenía los labios hinchados y de un rojizo brillante por los besos, sus pupilas estaban algo dilatadas y su pecho subía y bajaba en respiraciones agitadas y profundas.

— La puta madre, sos hermoso, pendejo — el beso que le siguió a eso fue hambriento y lleno de lujuria, de ganas contenidas.

Con un rápido movimiento, sacó el buzo y la remera del menor, tirándolas por algún lado del living y bajó sus besos al cuello, dejando una marca que iba a ser algo difícil de tapar más tarde. Pero eso era problema de Enzo y Cuti del futuro. Empezó a bajar aún más, llegando a los pezones y dejando besos y lamidas por los alrededores, sin llegar a tocarlos. 

— Dale, Cuti, por favor —Enzo soltó con algo de desespero en su voz, era bastante sensible en la zona. 

— Por favor ¿qué? Enzu. No te entiendo — el mayor se burló un poco, después pasando su lengua sobre una de las protuberancias. El temblor que recorrió el cuerpo contrario lo hizo sonreír. 

Los tirones de pelo que dejaba Enzo lo motivaban a seguir bajando, llegando por fin al dobladillo de los shorts que tenía el contrario, shorts de River, cabe aclarar. 

— Te saco esto a la mierda que seguro te estás cagando de frío — la chicana fue inevitable para Cristian. 

— Hacete el gracioso, bobito. Una patada en los huevos te voy a dar — si bien Cuti sabía que la amenaza era cierta, la voz aireada de Enzo lo hizo reír un poco. — Dale, Cristian, sino me voy a ir a la mierda y te tendrás que matar a pajas, vos ve. 

— Que sensible que sos, loquito.

— Cristian. 

— Listo, perdón. 

Cristian decidió cerrar la boca y seguir con lo que estaba haciendo. Bajó el short con ayuda del menor y lo tiró junto con el resto de la ropa, quedándose unos segundos viendo fijamente los muslos contrarios. Eran tan gorditos y el contraste que había entre la pierna tatuada y la libre de tinta, lo volvían loco. 

Subió sus manos desde los tobillos hasta donde terminaban los boxers, apretando de más el muslo sin tatuar, la facilidad con la que se marcaba con sus dedos y sus labios le encantaba. Siguió acariciando, evitando tocar la erección contraria. 

— Porfa, Cuti, tocame. 

El ruego del menor lo terminó de sacar de su eje. Tenía pensado que sea una noche dentro de todo tranquila, pero después de esas palabras, sabía que iba a ser todo lo contrario. 

— La puta madre, te voy a hacer mierda, pendeja trola. 

Sin más, sacó de un tirón el boxer, finalmente dejando desnudo al menor. Siguió con su propia ropa y buscó en el cajón el lubricante y los forros, porque pajero pero responsable. 

Volvió al sillón, donde el menor lo esperaba con los ojitos brillosos y oscuros, sus labios aún hinchados y las piernas algo separadas. 

— ¿Ya te dije que sos hermoso? —acarició la mejilla del menor y depositó un suave beso en sus labios. 

si es con vos ||  cuti x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora