Grimhilde estaba furiosa con el cazador traicionero que no fue capaz de cumplir con su mandato, después se encargaría de su castigo, ahora lo importante era llevar a cabo un nuevo plan que finalmente acabaría con la vida de la princesa sin ella tene...
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Un dulce olor inundaba la pequeña casa de los enanos; Blanca Nieves horneaba pasteles de piña mientras los animales del bosque se encontraban viendo y algunos pajaritos ayudando a la hermosa joven.
De repente y sin previo aviso, apareció un hombre alto que vestía una chaqueta larga negra. Se veía muy sospechoso, esto estresó a los animales y el ambiente se tornó pesado para ellos.
───U-uhm... Buenos días, señorita ───quedó impresionado ante tal belleza. Por palabras de la reina sabía que Blanca Nieves era una chica bastante hermosa, pero el verla de cerca era algo inexplicable, sentía nervios por lo angelical que era su rostro.
───Bu-buenos días joven ───en cambio, Blanca Nieves estaba algo asustada por la repentina presencia de un desconocido.
───Huele delicioso ¿Horneas algo?
────Sí, pasteles de piña. ───contestó con menos desconfianza.
───Son los pasteles de manzana los más deleitan a las personas ───mencionó el joven mientras le enseñaba a la princesa la manzana que había envenenado.
───Oh ¿quieres que te prepare uno?
───Esta fruta es un obsequio para usted ───le sonrió mientras negaba con la cabeza.
───Muchas gracias, se ve deliciosa, me gustaría hacer un pastel de manzana ───la princesa estaba a punto de tomar la manzana por la ventana hasta que los pájaros intervinieron e hicieron que la manzana callera al suelo.
───¡Basta! ¡¿no les da vergüenza?! ───les gritó Blanca Nieves mientras salía de la casa y espantaba a los pajaritos.
La joven invitó al hombre a entrar a tomar un vaso de agua; los animales, como fieles protectores de Blanca Nieves, fueron en busca de los enanos porque sabían que la extremada inocencia de la chica no le haría ver las intenciones del hombre.
───Lamento lo que te hicieron mis amigos, no sé qué les pasó ───dijo avergonzada. ─── En unos minutos estarán los pasteles de piña... ¿quieres uno como compensación?
───No hace falta eso, señorita...
───Insisto, de todos modos, hice más de los que necesito por si acaso ───la alegre joven se acercó al chico y este se puso un poco nervioso, aún no procesaba lo bella que era su futura víctima. ─── ¿te gustaría más agua?
───A-ah... No, gracias ───cuando el chico dijo esto, Blanca Nieves tomó el vaso que él sostenía haciendo que sus manos se rozaran ligeramente. "que piel tan suave tiene esta chica" pensó.
(...)
Después de unos cortos minutos la princesa sacó del horno 10 pequeños pasteles de piña, 7 de ellos tenían grabados el nombre de su respectivo receptor.
───Puedes tomar cualquiera de estos ───señaló 3 pasteles que no tenían ningún nombre grabado. ─── Por cierto ¿cómo te llamas? Yo soy Blanca Nieves
───Uhm pues, puede llamarme Apple, princesa Nieves ───agarró uno de los pasteles, pero, de repete, una voz interrumpió aquella escena.
───¡Hey! te dijimos que no le hablaras a ningún extraño ───Era Doc entrando a la casa con los demás enanos.─── ¿quién es él? ¿no te hizo nada?
───Lo siento chicos yo... ───antes de que la princesa pudiese explicar lo sucedido Gruñón interrumpió.
───¡Fuera! ¡vete de nuestra casa! ───le gritaba Gruñón al desconocido mientras lo intentaba empujar a fuera.
Al final, Poison Apple aceptó su derrota y se retiró de la casa ¿cómo le iba a decir sobre su fracaso a la Reina? Pero él no iba ser el único sermoneado, a Blanca Nieves le hacía falta una larga charla sobre no dejar pasar a gente desconocida a la casa.
