Cap. 2 - Cabaña mugrosa

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Desesperados bajo un paraguas y soportando la gran lluvia, Oscar y Betsy buscaban rápido algún refugio hasta que cese la tormenta. Árboles, árboles y más árboles... Era lo único que había.

–Cielos... Tardaremos mucho buscando una cueva para cubrirnos.
-Decía ella con el rostro empapado-

–¡Puaj! Creo que lo que pise no es lodo... -Con asco, levantó su pie que mostraba algo que parecía tierra pero olía mal- ¡Debemos apresurarnos o nos mojaremos todo!

El elefante ya sentía algo de frío con el viento, sumado con su ropa mojada que lo hacía sentir una sensación que solo alguien que no soporta el verano le encantaría. La equina bruja ponía su mano arriba de sus ojos para intentar ver algo a la distancia. Hasta que...

"¡Mira, Oscar!", exclamó la yegua, pues a lo lejos podían divisar lo que parecía ser una pequeña cabaña.

–¡Vamos! ¡Quizas alguien nos pueda ayudar! -Exclamó-

Siendo lo único que encontraron para refugiarse, corrieron en dirección a esa casita. Una vez frente a ella, lucía un poco... Vieja. Las maderas se veían sucias y gastadas. Parecía que nadie residía. Quien sabe cuanto tiempo estuvo eso allí.

–Eh... ¿Debemos entrar?
-Dijo nervioso-

–¿Uh? ¿A que te refieres?
-Preguntó confundida por la actitud del joven-

–E-Es que se ve algo... ¡Gulp!... Tenebrosa... -Decía temeroso- O-Oye... Quizás hay más cabañas y menos terroríficas que estas... ¿Q-Que opinas?

–Oww... Jaja, Oscar... Te creería si estuvieramos en la isla. Pero estamos en un bosque común y corriente, donde no hay nada de magia. Así que no hay nada que temer, estaré contigo. -La joven toma su mano-

El paquidermo solo intentó sonreír, sintiendo un poco de seguridad por las palabras de la bruja.

Al momento de querer abrir la puerta, no necesitaron de mucho esfuerzo. No tenía seguro, así que pudieron ingresar con facilidad. Todo estaba oscuro. Oscar logró ver un pequeño interruptor con el cual pudo encender las luces de la cabaña, a pesar de la tormenta. Un mueble roto y vacío sin nada encima de él, un televisor roto, macetas con plantas marchitas, una larga mesa con sillas gastadas, un sofá muy roto y sucio y una mesa de madera para café con mucho polvo. Era solo un poco del gran desórden. El aspecto y olor del interior no era muy agradable.

–Ugh... No da tanto miedo como esperaba... Pero si huele mal. -Dijo mientras se tapaba la nariz-

–Oh, ese es un pequeño problema. ¡Nada que un poco de magia no pueda arreglar! -Sacó su varita y comenzó a sacudirla-

La varita de la bruja comenzaba a expulsar pequeños brillos para que luego todo volviera a su órden y se mantenga limpio. Aquel mueble se pudo arreglar, el sofá ya parecía como recién comprado, el televisor estaba ya reparado, la gran mesa se veía muy bien y la pequeña mesa estaba limpia y reluciente, donde puso las renovadas macetas. Aunque... Las paredes y el piso lucían casi igual que antes, al igual que las plantas y las sillas de madera.

–Oh... Em... Casi perfecto, diría yo.
-Decía intentando verle el lado positivo-

–Si... De hecho, no puedo hacer demasiado con este nivel de magia.
-Exclamó dirigiéndose a la mesa-

–¿Huh? ¿A que te refieres?
-Preguntó confundido-

–¡Ven! Resolveré todas tus dudas, porque aun debes seguir confundido de todo esto, jaja... -Dijo sentándose en una de las sillas-

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2023 ⏰

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