De vuelta al oscuro

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Me miraban asustados, esperando respuesta, pero yo seguía mirando al suelo híper ventilando. Luego de unos segundos los miré, no sabía por donde comenzar...
-Chicos, si os soy sincero no sé que ha pasado exactamente...- Hice una pausa para respirar. - Puede que esté loco, o no... pero he oído mi nombre ser susurrado desde esta habitación y he tenido el impulso de ir, pero lo que más me extraña es que la habitación esta intacta, ni destroces ni polvo ni nada en mal estado.-Ellos me miraban con desconcierto.- Lo que me captó la atención fue al ver un cuadro de una niña con una corona de plástico... rubia con ojos marrones enormes, super bonitos. -Ellos no entendían nada, se miraban con el ceño fruncido. - Se que parece de locos...- Dije frotandome la frente.
-Que va, de hecho, creo que aquí hay algo más, algo inhumano...- Empezó Alan.
-Algo paranormal.- Blair le terminó la frase a Alan mirandolo. Estábamos todos aterrados.
-Vale, nueva regla... Nadie absolutamente nadie entrará nunca más en esta mansión, por mi madre que nadie saldrá herido o lo que mierdas pueda hacer lo que sea que hay aquí, me habéis oído? Nadie.- Parecía realmente asustado y lo dijo muy enserio.
Me lo miré por unos segundos, algo dentro de mí me decía que tenía que volver, necesitaba entenderlo todo, y más después de todo lo que acababa de pasar, pero Alan lo decía bastante preocupado y para nada del mundo me gustaría decepcionarlo y no cumplir su palabra, pero era inevitable volver.
Salimos del lugar a toda prisa y nos fuimos a nuestras respectivas casas. Dos veces que hemos venido y no hemos durado ni 20 minutos adentro.
Al día siguiente me hice el enfermo para no ir al instituto, mis amigos no podían saber que iba a ir a la mansión y menos Alan, se enfadaría muchísimo conmigo si lo supiese.
Mi madre se fue al trabajo y yo me vestí y cojí mi bici y fuí directo a al lugar. Cuando llegue no me lo pensé dos veces, y entré directo. Miré las escaleras que subían al segundo piso y las comencé a subir, cuando llegué a la segunda planta me dirigí a la puerta la cual tenía el agujero que había hecho con el hacha la noche anterior, la abrí y lo que ví me dejó atónito, la habitación estaba absoluta y completamente vacía, ya no estaban las sábanas de princesitas, ni la cama, ni los dibujos, ni el armario, ni las paredes con las princesas, ni los muebles, ni tan solo el cuadro de la niña. No me lo podía creer, me había vuelto loco o eso creía, lo que me dejó mas asustado fue que el hacha se encontraba en medio de la habitación, parecía como si todo lo que ví fuera una creación de mi cerebro, pero juraría por lo más sagrado que lo que ví era cien por cien real, sin ninguna duda, pero esto me dejó bastante tocado, acaso alguien había entrado y se puso a limpiar y a quitar los muebles de la habitación... sí, seguro. De repente escuché una risa de una niña pequeña como corría por detrás de mí, me giré de un sobresalto aterrado, volvió a sonar esa risita escalofriante, corría de un lado de la sala al otro, cada vez sonaba más y más fuerte, la risa se volvía más grave hasta que parecía la risa de un señor mayor, tenía la sensación que lo que fuera eso se acercaba a mí aunque no pudiese ver a nadie o nada, nunca había sentido tanto terror en mi vida como en este momento, iba retrocediendo a paso lento por el shock y al final me choqué con una puerta, cuando la abrí, me encerré lo mas rapido que pude, parecía un armario o puede que no lo fuera, pero era bastante pequeño, nada mas cerrar la puerta la risa malévola cesó. Abrí la puerta y me fuí corriendo hacía la salida, mientras corría me tropecé y me volví a levantar con mucha prisa, estaba aterrado, salí y cojí la bici lo más rápido que pude. Al llegar a casa, mi madre no había vuelto y yo me esperaba encerré en mi habitación, me estiré en la cama y suspiré mirando al tejado. Rato después sentí la necesidad de tocar mi bolsillo del pantalón y note que algo faltaba, una llave, pero no una cualquiera, era la llave de mi padre, la cosa es que antes de que muriese mi abuleo, le dió ami padre una llave la cual llevaba muchos años en la familia, si soy sincero no entiendo porque una llave ha de ser tan importante, pero bueno, mi padre antes de morir me la dió a mi, y desde entonces la llevo siempre encima de mí, y entonces recordé que antes de salir por la puerta corriendo me tropecé, y seguramente se me cayera al suelo, me empecé a poner nervioso, me daba miedo volver después de lo que me ha pasado en esa casa, y ahora lo peor era que como les contaría todo esto a mis amigos, y como les contaría que me he hecho el enfermo para ir al sitio al que acordamos no volver y sin ellos. Pero supongo que eso tendrá que ser un pequeño secreto solo para mí.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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