𝐖𝐡𝐲 𝐍𝐨𝐭 || Enith Singh se ha mantenido fiel a La Orden Jedi durante toda su vida. Con una gran reputación y un Padawan a su cargo, la joven creía que había encontrado su lugar en la galaxia.
Sin embargo, las Guerras Clon sacuden la Galaxia y l...
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✧ Poisoned ✧
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ENITH CERRÓ LOS OJOS mientras sentía el calor de los primeros rayos de sol de la mañana sobre su rostro. Inspiró hondo, dejándose llevar por la tranquilidad que le transmitían los jardines del Templo Jedi. Desde que era apenas una Padawan, la joven había tomado el hábito de visitar aquel lugar todas las mañanas. Podía pasarse horas allí, simplemente paseando y disfrutando del lugar.
Caminó lentamente entre las exóticas plantas que adornaban aquel pequeño santuario, sintiendo la vida que brotaba de ellas, para luego sentarse junto a ellas en el suelo adoquinado. En aquellos jardines, Enith sentía su conexión con la Fuerza más intensa que en cualquier otro lugar. Podía sentirla a través de las plantas y de las flores, a través de los pájaros que acudían allí todos los días. A cada respiración, la joven se sentía cada vez más cerca de ella.
Aún con los ojos cerrados, fue capaz de percibir al Jedi que se aproximaba hacia ella con cautela, evitando perturbar su meditación. Abrió los ojos lentamente, y se volvió hacia él con una sonrisa.
— Buenos días, Obi-Wan.
El mencionado le devolvió la sonrisa.
— Buenos días, Enith —hizo un gesto hacia donde se encontraba—. ¿Puedo?
Ella asintió, y Obi-Wan se percató de la actitud relajada y serena de la joven, que contrastaba mucho con esa faceta llena de energía que había conocido cuando se infiltraron en el Malevolence. Cuando se sentó, ella volvió su rostro hacia él, permitiéndole apreciar mejor sus ojos verdes, que brillaban de una forma muy diferente a la última vez que se habían visto.
— Curioso lugar para meditar —comentó simplemente. Ella volvió a sonreír.
— Vengo aquí siempre que puedo —respondió con actitud calmada—. Lo prefiero antes que las salas de meditación. Entre toda la metrópolis que cubre Coruscant, este lugar está lleno de naturaleza, de vida. Hace que me sienta más cerca de la Fuerza.
El Jedi asintió, imitando el gesto de la joven y cerrando sus ojos. Era cierto, en aquel lugar podía sentir la Fuerza en todo su esplendor, pero podía sentirla mucho más en la mujer junto a él. Enith poseía una conexión con la Fuerza de lo más pura, y era en aquellos jardines donde se podía sentir con total claridad. Obi-Wan sabía que una conexión tan profunda podría llegar a ser inestable, pero no podía evitar contagiarse de la paz que sentía la castaña, haciendo que, por un momento, olvidara incluso por qué había acudido a verla.
