— Mi casillero es el número 66, un seis más y juro sería genial.— Pensé para mi misma, soltando una carcajada al momento de avanzar por un pasillo lleno de casilleros y alumnos.
64, 65, mierda, había un grupo de chicas frente mi casillero.
— Muevánse. – Hablé con calma, mirando a las chicas y moviendo mi mano en ademán para que se hagan a un lado y las 4 al momento arquearon una ceja. — Ahora. - Respondí ahora subiendo mi tono de voz y solo tres se quitaron, dejando a la rubia de antes recargada en la puerta.
— ¿Se te perdió algo? Quizás un estilista, te dejó el cabello como espantapájaros. - Rió la chica y las otras se rieron de su mal chiste, y unos chicos nos miraban, esperando mi respuesta.
— No, de hecho buscaba tus tetas, ¿se te cayeron o me estás viendo de espaldas? – De fondo se escucharon los "uuhhhh" de los chicos, y el rostro de la tipa se puso rojo de rabia.
Alzó la mano para estrellarla contra mi rostro y de un ágil movimiento tomé su muñeca y por inercia le solté un puñetazo en la nariz logrando que se tambaleara y casi de inmediato un gran chorro de sangre escurría por su rostro desde la nariz, resbalando por su mentón.
— Fue mala idea tratar de tocarme, perra. – Gruñí, haciéndola a un lado, abriendo de mi casillero para tomar un cuaderno de él cerrándolo con fuerza antes de irme.
Unos chicos de inmediato fueron.al rededor de la chica para ver si estaba bien, otros veían divertidos la escena.
Ni en mi primer día de escuela puedo portarme bien, mierda.
~•~
— Entonces la primera ley de Newton dice...
*Tocan la puerta*.
— Disculpe, la señorita Klein a la oficina del director.
— Yo no quiero ir. – Me quejé.
— La solicita ahora. -Habló con.tono rudo la secretaria.
— Vaya por favor, _____. - Habló el maestro, a lo que yo bufé y al ponerme de pie una goma se.estrelló en mi.nariz, poniéndola automáticamente roja.
— ¿Quién fue el hijo de...?- Gruñí, girando a ver a todos, un chico que reía divertido mientras me miraba solo respondió con los labios "lo siento".
Tomé un cuaderno que estuviera a mi alcance y lo aventé justo en todo el rostro de aquel chico y reí.
— "Lo siento"- murmuré imitando al muchacho.
La secretaria me tomó del brazo más enojada y me obligó a avanzar hacia afuera, casi le gritaba por tocarme, pero ya tenía suficientes problemas ahora.
*
La rubia tenía una bolsa de hielo en la nariz, y había un chico a su lado dándole palmadas en la espalda.
Al momento de que me vio, inmediatamente frunció el ceño y me Señaló.
— Fue ella, Suga.
El chico giró su vista hacia mi y yo alcé levemente el rostro.
— Hola, oxigenada. - Me puse de cuclillas frente ella que estaba sentada en la sala de espera del director, y acaricié levemente su pierna algo que ella frunció aún más su entrecejo.
— Aléjate de mi, animal. - Se removió un poco incómoda, y yo solo sonreía de lado.
— Tranquila, es una advertencia por si tratas de volver a ponerme una mano encima. - Pasé mi pulgar arriba del labio de ella, retirando un poco de la sangre seca que había en el.
Me encogí de hombros y la secretaria mencionó "pueden pasar", me levanté y caminé hacia la oficina.
Ella hizo lo mismo, pero azotó en el suelo gracias a que yo había amarrado entre ellas las agujetas de su tenis.
El chico de antes "Suga" de inmediato la ayudó a pararse tratando de esconder la risa que moría por soltar.
Cuando me puse frente la puerta del director, se abrió esta y salió un chico de cabello desordenado, ojos rasgados, piel más bronceada, ambos chocamos frentes y yo musité.
— Fíjate, idiota- mientras pasaba mi mano por mi frente.
— Tranquila, nena ¿me golpearás igual? — Una risa demasiado varonil salió de sus labios, haciéndose a un lado. – El director te llama.
— Que te den. - Rodé los ojos, entrando y empujándolo con el hombro, una voz chillona diciendo "Jimin" se escuchó luego de unos segundos. Hice mueca de desagrado, sentándome en la silla que había frente al director.
— Suéltelo. - Hablé mirando mis uñas, esperando algún sermón o castigo, ante mis palabras otra risa del mismo chico de la puerta se escuchó.
— Winnie Blackford, adentro por favor. - Habló el director, ignorando mis palabras.
— Si, Director. - Habló Winnie, con voz de niña mimada.
— Quiero pensar que fue un accidente lo que le hiciste a tu compañera. - Comenzó el director.
— No, ella me iba a soltar una cachetada y me defendí. - Respondí, clavando mis ojos en ella.
— Pudiste haber avisado a un superior antes de recurrir a la violencia.
— ¿Acaso usted sigue llamando a mamá después de cagar? - Resoplé ya frustrada.
— Por ese tono y agredir a un compañero en clase tienes dos horas de detención. - Gritó el director. – Y tú, BlackFord, limpiar los baños de maestros por iniciar las peleas , a sus salones
— Eres una perra. - Me murmuró Winnie, poniéndose de pie e irse rápidamente.
Solo reí y me fui de ahí tranquilamente.
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Bad girl. - Jung kook y tú.
JugendliteraturEsta no es la típica historia que trata sobre la chica tímida e inocente que se enamora pérdidamente del chico malo. Ahora es él chico malo enamorándose de la chica mala. ¿Raro y extraño? Quizás, pero ahora es doble deseo, veamos quien es el seduct...