La historia comienza con un nombre.

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     El nombre es una construcción en conjunto, es propia, porque responde al recorrido propio, pero es erguida por todos aquellos que se sintieron alimentados en el proceso. Mi nombre es un resultado fortuito de aciertos y desaciertos. Un comienzo glorioso, y una actualidad de luchas. Siempre he sido un guerrero y jamás he temido a sus batallas y a sus resultados. 

     La única batalla a la que le temí, fue la batalla que llegó tras despedirme de él. Peanut era distinto a mi, su comienzo no fue de los mejores, pero pudo fortalecer su historia.  Y aunque el tiempo que nos mantuvimos cerca, no superó el año, su esencia sí que permanecerá en el tiempo.

     Estoy seguro, aquel enfrentamiento de semifinales de worlds, en octubre de 2016, fue la primera vez que lo vi, que lo vi de verdad

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     Estoy seguro, aquel enfrentamiento de semifinales de worlds, en octubre de 2016, fue la primera vez que lo vi, que lo vi de verdad. Peanut sonreía frente a la aplastante derrota, sonreía segundos después de haber tapado sus ojos, conteniendo las emociones que se colaban en su cuerpo. Pero cuando nos saludamos, protocolo del evento, la angustia de la pérdida no podía palparse en su rostro. No pude evitar observarlo, desee guardar su esencia en mi memoria, había en él una inercia que me atraía.

     Por eso apoyé su incorporación, cuando kkOma, nuestro coach, habló de su ingreso a SKT. No me malinterpreten, el romance estaba lejos de mis deseos, pero la curiosidad de quien había despertado algo nuevo en mi, movilizaba mis decisiones. Peanut firmó el contrato en Noviembre de 2016. Decisión que sentenciaría nuestra relación.

     La primera vez que nos encontramos, posterior a la firma, fue en la Gaming House de nuestro equipo. El timbre sonó fuerte por la mañana y mis compañeros, gracias a la falta sueño por haber estado jugando durante la noche, no se despertaron. Alguien estaba bañándose. KkOma envió un mensaje al grupo general: "Peanut está afuera, muéstrenle la Gaming House". Miré por la cámara del portero para confirmar quién era. Llevando a cuestas una pequeña mochila y un bolso de mano, Peanut se mostraba inquieto. Tomé las llaves del llavero, abrí la puerta y me adentré en los pasillos, llamé al ascensor.

     Cuando abrí la puerta principal, él estaba de espaldas, podía notar su cabello. El otoño finalizaba, las marrones hojas de los árboles ya habían sido limpiadas por los municipales, el único rastro otoñal quedaba en el color de su cabello. Llamativa elección de color: Hojas otoñales. 

     El sonido de la puerta irrumpió los pensamientos de Peanut, quien giró sobre si mismo para saludar. Sabíamos quién era el otro, nos habíamos visto antes, SKT había vencido a su anterior equipo con una aplastante victoria. Él rompió el silencio timidamente, inclinando su cuerpo en un saludo formal:

—Soy Han Wang-ho, Peanut, estaré a su cuidado a partir de hoy.

—Soy Lee Sang-Hyeok, espero serte de ayuda.

     Oculté el sudor de mi mano tras mi espalda. Rogando que no notara mi debilidad principal, la sonrisa que se dibujó cando respondí su saludo. Restregué mis manos en mi pantalón de algodón, disfrutando de la tela absorbente. Di media vuelta y lo ofrecí a entrar. El resto del camino, hasta la Gaming House, reinó el silencio. Pude escuchar su respiración y notar cómo sus ojos acompañaban todos mis movimientos en el teclado del ascensor.

     Adentro, Heo Seung-hoon, Huni, estaba preparando su desayuno matutino luego de una aparente ducha. Huni prefería jugar durante los horarios de sol y sostener un descanso coherente con el ciclo humano. Los saludos y las reverencias se repitieron, un diálogo se despegó sobre ellos, le mostró a Peanut la Gaming House y lo ayudó a acomodarse en su nueva habitación. Escuché algunas risas antes de ponerme los auriculares y concentrarme en mi entrenamiento.       

     La llegada de Peanut favoreció inicialmente al equipo. SKT siempre fue conocido por ser excesivamente serio, a diferencia de su anterior equipo, ROX Tigers, quienes parecían querer ser confundidos con una banda de K-POP. La alegría plapable de Peanut era un respiro de aire fresco, los enfrentamientos privados con otro equipo se colmaban de alguna carcajada producto de Huni y él. El sonido perturbaba la armonía clásica de SKT, pero estábamos aprendiendo a acostumbrarnos al cambio, y yo ya me había acostumbrado a él. Sentía a mis oídos esperar por su voz, tuve que bajarle el volumen, incluso en los más suaves susurros, su voz era fácilmente captada por mi.

     En Abril de 2017 obtuvimos la victoria de la LCK Spring, con la actuación de un Peanut indomable. El meta de asesino en la sede de la jungla y de los tanques en top, no solamente benefició a Peanut sino que lo acercó a Huni, actual toplaner del equipo. En las celebraciones de esa final no se despegaron. Sentí, por primera vez, el deseo de acercarme en solitario a él. La oportunidad llegaría pronto cuando el muchacho del otoño decidiera olvidar su poca resistencia al alcohol. El calor del festejo seguía ardiendo, pero Peanut no estaba en condiciones de continuar. Convencí a Huni de quedarse con los demás, y culpé a mi falta de sociabilidad, en conjunto con mi deseo de abandonar el festejo, para poder encargarme del ebrio y llevarlo a la Gaming House. Reposé su brazo sobre mi hombro y mi mano rodeó su cintura para llevarlo.

—Faker, nunca te acercas a mi. -Dijo pinchando mi mejilla con su mano libre.- ¿Puedo considerar esto un honor, rey demonio?

     Lo ignoré, al parecer sí tenía razon con respecto a que era un honor que me acercara a él.

—Siempre me miras de lejos, pero nunca dejas que me acerque, Lee Sang-Hyeok.

—Estás ebrio, hablamos después.

     Peanut dejó que lo recostara en su cama. Para nosotros, los coreanos, la intimidad es una cualidad que no debe afectarse, por eso tapé al muchacho sin quitarle la ropa. Aunque la primavera estuviera sobre nosotros, las noches aun conservaban su específica fría temperatura. 

     En mi habitación pude recordar su voz diciendo mi nombre, para él no parecía gran cosa, pero las mejillas se calentaron y tuve que refrescar mi rostro con mis manos. El recuerdo hacía vibrar mis orejas. En mi tiempo jugando aquí, nadie había cruzado esa línea, había un muro protector que nos distanciaba y nos mantenía donde debíamos estar: el nombre de invocador. Para mí, era Faker, para él, Peanut.

     Han Wang-ho, es el nombre que me animaré a decir alguna vez.

Todos los caminos llevan a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora