Coincidencias, Segunda Parte (Editado)

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Hi antes de comenzar, pido una disculpa por los inconvenientes, resulta ser que la aplicación y la página tienen un extraño desface.

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— ¿Una cita? — cuestionó Fushiguro en medio de la noche al escuchar la idea de su omega, quien parecía muy animado con la propuesta.

— Exacto, nunca tuvimos una cuando nos conocimos, este podría ser el momento, ¿no lo crees?

Y Gojo tenía razón. En todo el tiempo que llevaban conociéndose, jamás habían disfrutado de una cita propiamente dicha. Sus primeras interacciones se basaban en encuentros casuales en la privacidad de algún cuarto o en lugares públicos, como a Satoru le gustaba. Era una persona que disfrutaba la adrenalina del peligro, y afortunadamente, nunca los habían atrapado.

— ¿Y cuál es tu idea? — preguntó Fushiguro cansado, mientras yacían en la cama, resguardados por el calor de las suaves mantas. Acercó el cuerpo de Satoru hacia el suyo y lo envolvió suavemente con sus brazos. Pocas veces mostraba tal afecto hacia su pareja, pero este era uno de esos días; le gustaba sentirlo, experimentar el roce de su blanca cabellera bajo su barbilla y embriagarse con su dulce aroma.

— Podemos ver alguna película y después cenar algo — sugirió, a lo cual Toji solo respondió con un afirmativo agotado, estaba cayendo rendido. — ¿Ya tienes sueño?, eres un vejestorio — bromeó Gojo, sabiendo que Toji caía rendido ante el sueño.

— Cállate y duerme — fue la respuesta que recibió, y eso fue lo último que se dijeron antes de que ambos se sumieran en un profundo sueño.

Al despuntar el día, la presencia de Megumi en el colegio se hizo inminente; las rutinas escolares avanzaban como de costumbre. Gojo, atendiendo a sus responsabilidades dentro y fuera del hogar, mientras que Toji se sumergía en sus quehaceres laborales.Gojo recogió a su pequeño en la escuela y lo condujo de vuelta a casa. Se dedicó a preparar su comida favorita, le brindó ayuda con sus tareas escolares y luego colaboró para que Megumi organizara sus pertenencias de cara al asalto vespertino a la morada de Ieiri, sin previo aviso, por supuesto.

Conocía a la perfección a su amiga e intuía que se resistiría a cuidar a Megumi ese día, sobre todo cuando ya experimentaba ciertos desafíos con la pequeña Nobara en ocasiones en que Utahime prolongaba su jornada laboral. Sin embargo, Ieiri no tendría más opción que aceptar al ver a Megumi en el pórtico de su casa, con una expresión de cachorro abandonado en el rostro, una idea de Gojo, en caso de que Shoko se negara.

— ¿Recuerdas lo que ensayamos, pequeño Memi? — inquirió Gojo a su hijo, observándolo a través del espejo retrovisor mientras conducía.

— No creo que funcione, mamá — replicó Megumi, expresando su escepticismo ante la extravagante idea de su madre. Megumi, era heredero innegable de la fuerte personalidad de Toji, no ejercía ni se dejaba llevar fácilmente por gestos adorables o intentos de obtener caprichos, alejándose completamente de la imagen tradicional de ternura, algo que heredó de su peculiar padre.

Con esa respuesta, Gojo supo al instante que estaba todo perdido. Su hijo no mostraría ni el más mínimo interés en intentar la estrategia diseñada, y Ieiri se perfilaba como su única opción viable como niñera para Megumi esa tarde. Había intentado comunicarse con Kento, pero en cuanto escuchó la voz de Gojo al otro lado de la llamada, Nanami colgó inmediatamente, dejándolo con las palabras sin terminar. Había tenido unos días en los que llamaba a Nanami por cosas innecesarias, y como respuesta obtenía un lacónico "No" o un imperturbable "¿No tiene a alguien más a quien molestar?". Gojo lo hacía simplemente porque estaba aburrido; ahora, que Nanami no le respondiera, seguramente debía ser la consecuencia de esas molestias previas.

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⏰ Última actualización: Mar 06 ⏰

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