Capitulo 2

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" Veo como mi madre grita y me golpea mi rostro, me sacude y aunque lloro y mi nariz sangra ella no para
— Eres una zorra, como pudiste acostarte con ese mocoso. No podías aguantarte.— Sigue sacudiendo mi cuerpo hasta que me tira a el suelo.
— Detente madre, me haces mucho daño—Imploro pero ella no escucha razones.
— Voy a matarte y a ese hijo del pecado que llevas en el vientre.— Siento como me patea, mis piernas se llenan de sangre y no puedo parar de gritas, a lo lejos oigo su voz y veo a mi padrastro golpearlo.
— Rebecca amor, aquí estoy. El se arrastra hasta donde mi cuerpo ensangrentado esta pero el también está lleno de sangre.
— Lo siento mucho L-leito, no pude cuidarlo.— Los dos lloramos y veo que mi madre lo golpea con algún objeto.
— No, mamá nooo, por favor déjalo. Leo ya no esta consiente y yo estoy luchando por quedarme despierta, no quiero dormirme y que le hagan algo peor pero he perdido mucha sangre, me han quitado todo, no entiendo como una madre puede ser la causante de todo este desastre, mi cuerpo duele y mis entrañas ya no mantienen la pequeña vida que cuidaba con tanto amor"

Despierto sobresaltada y sudada, esta pesadilla se repite con más frecuencia desde que Leonardo apareció de nuevo,  esa fatídica noche perdí todo lo que más quería en la vida, a mi novio y a mi pequeño angelito, mi madre me escondió durante un tiempo con ayuda de su amiga enfermera y su esposo hasta que yo pude escapar, cuando intente buscar a Leo ya su madre lo había sacado del pueblo así que yo también decidí escapar lejos de mi madre loca y su esposo, es horrible que tu propia madre me odie solo porque me parezco físicamente a su difunto marido, yo siempre intente ser una buena hija pero para ella nada era suficiente.

Me levanto de forma automática, caminando a el baño, me detengo frente a él espejo de mi lavamanos y mi  rostro muestra lo desagradable que es mi vida, pero me doy ánimos no puedo dejar que nadie me vea así, así que practico mi sonrisa de hoy pero por más más intento no sale me siento gris, Leo me reconoció y volvió a tratarme pero de la manera más normal posible, como si no paso absolutamente nada. Me alegra que no me odie pero también me entristece que yo no pude pasar página y el hasta otro hijo va a tener, en serio intento ser esa chica genial que no tiene ningún problema, que habla se ríe y vive su vida feliz y al limite, pero la verdad no es así como me siento, no me siento feliz, no me siento bien  conmigo misma. Escucho que tocan mi puerta de forma exagerada y obviamente se quien es mi amada y gris amiga.
— Voooy.— Grito pero ella no deja de tocar, suspiro y dejo el cepillo donde va para poder ir a la puerta, antes de abrir vuelvo a suspirar y poner mi máscara de chica feliz.
— Vas a tumbar mi puerta Anabella. Ella solo entra sin saludar e inspecciona mi pequeño apartamento arrugado su respingona nariz como si hubiese algún olor aquí dentro, eso ofenderia a cualquiera menos a mi, así es Anabella todo le huele mal.
— ¿Por que no has empezado a limpiar?. Yo miro a mi alrededor al igual que ella, no hay nada desordenado solo que ella le gusta todo perfectamente limpio, eso me hace sonreír más.
— Ya esta todo limpio, para que limpiar más. Ella me mira con desagrado y cuando intento quitarle a Evangeline ella la presiona más a su cuerpo.
— ¿Ya te has duchado?. Ruedo lo ojos y ella me fulmina.
— Deja de actuar con más locura de la que ya tienes, estoy limpia déjame a mi sobrina. Forcejeamos hasta que la niña se queja.
— Para que quede claro, no es tu sobrina y yo no soy tu hermana. Le saco la lengua y ahora es ella la que rueda los ojos.
— ¿Me ayudas con el desayuno? Tengo las manos ocupada. Le hago ojos y la pequeña Eva hace lo mismo.
— Si mami, tía me esta cargando. Ana nos fulmina pero se pone manos a la obra.
— Venia a invitarte a una fiesta de la clínica, creo que es una beneficencia o algo así. La miro incrédula, como es posible este suceso.
— Ana, es tu clínica y la de tu esposo, como es posible que no sepas de que va. Ella me mira encogiendo sus hombros.
— No es mi clínica, solo invertí algo de dinero. Es de Benjamin y el es mi esposo y todo lo de él es mio, así que si es nuestra clínica técnicamente pero en mi defensa todavía no me graduó y estos días he estado bastante ocupada con todo eso de los exámenes. Yo suspiro de manera audible hacíando reír a la pequeña en mis brazos.
— Tienes razón este semestre a estado bastante rudo, no creo que pueda acompañarte. Es una pequeña mentira, por nada del mundo dejaría a la loca de Anabella ir sola a una fiesta de muchas personas, no es que no confié en su recuperación pero la mujer se estresa fácil y no quiero imaginar como se pondría viendo a su apuesto esposo rodeado de un poco de lagarta queriendo su atención, ustedes me entiende ¿verdad? Benjamín+Lagartas+fiesta con mucha gente+una Ana bastante cabrerada = aja ya me comprendieron, pero me encanta verla entrar en pánico y verla suplicar por mi presencia.

— ¿Estas loca? Claro que tienes que acompañarme, que voy hacer sola entre medio de esa gente asfixiante y malholiente. Se altera un poco y yo no respondo nada aún.— No es chiste Rebecca debes ir conmigo, yo no sabría que hacer, eres mi mejor amiga así que busca un jodido vestido porque claro que si vas a ir. Yo sonrio y ella me fulmina al darse cuenta de lo que ha dicho.
— Como soy tu mejor amiga yo escogere tu vestido. Ella rueda los ojos y deja caer un plato en la encimera que contiene mi desayuno.
— No es gracioso que quieras verme alterada y diciendo cosas que no siento, me las voy a cobrar. Yo me pongo a reír porque obvio que soy su mejor amiga y me ama, porque si no ya me hubiese matado, literal.
— Me amas admitelo.
— Debes ir a la universidad así que muévete. Me quita a la pequeña de los brazos para poder alimentarla.

Recién Ana me dejo en la universidad la verdad ya ni quiero pisar este sitio, me duele horrible tener que ver a Leo y tener que tratarlo con una persona más en este planeta  quisiera poder enfrentarlo pero que le puedo decir "Hey hola, como es posible que puedas tratarme así, si se supone a las quince prometimos no volver a coger con nadie más, yo lo he cumplido apesar de no haber sabido nada de ti por muchos años" Yo estoy loca pero obviamente no puedo decirle eso ¿o si? Ahss olvidenlo, solo debo superarlo.
— Hola Beky ¿como pasaste el fin de semana?. Pego un salto en mi lugar, ni siquiera me había dado cuenta que lo tenía a un lado.
— Leoo, bien limpiando la parte de arriba de mi alacena, al parecer tengo ratones o algo que no se por eso tuve que colocar trampas y esas cosas, seria asqueroso que haya ratones en mi alacena tan cerca de la comida, igual en cualquier otro parte del departamento.  Leo me mira con una sonrisa y yo me cayó abruptamente solo debías decirle ¿muy bien y tu? OK por eso odio estar cerca de el, siempre meto la pata.
— Muy bien Leo y tu?. Sonrio con inocencia y el traga saliva desviando su mirada a mis labio, cosa que me extraña muchísimo pero el rapido se compone y no se si fue real o solo mi imaginación.
— Bien, no tengo ratones así que no pude pasarla también como tu. Ríe un poco y rasca su nuca de manera nerviosa. Ambo nos miramos y se hace un silencio bastante incómodo.
— Hee, es mejor ir a clases. Le digo y el reacciona de no se que ensoñación y asiente.
— Si tienes razón Becca, andando. Sonríe un poco y caminamos juntos a el aula, es difícil estar a su alrededor pero se siente muy bien.

Título por defecto - Amor En Medio De CalamidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora