【𝕀𝕟𝕕𝕖𝕝𝕖𝕓𝕝𝕖】Assassination Classroom

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A veces era tan facil acostumbrarse a tener el mundo en contra, también era ignorarlos pues sus opiniones no le importaban. Siempre pensaban que era una alimaña, por eso nunca se molestó en fingir ser una persona amistosa al estar junto a aquellos buitres. Pero era difícil, lo que si le era difícil, era aceptar que su corazón se volvía frágil con las personas que si le importaban.

Las personas que se hicieron un lugar en su corazón.

Lamentaba a veces no ser un ser de piedra.

—¡Me asuste!, ¿sabes? ¡Hace un momento estabas peleando en broma con Koro-sensei y al otro ya estabas con una sonrisa mientras una bomba explotaba! —Kyoka abrió la boca para decir algo pero calló al instante al ver que Kimi alzó la mano como gesto para que no hable— ¡No me vengas con que no era peligroso solo porque era humo! ¡Tampoco me saques el pretexto de que yo ya sabía que no eras capaz de ponerme en peligro! ¡Eso no quita el hecho de que casi me da un paro!

Bueno, al menos Kimi se estaba desquitando. Sería raro que ella simplemente aceptara como si nada lo que pasó y ya estuviera sonriente mientras ambas jugaban un juego de pinguinos en multijugador en sus celulares. Sabía que se merecía ese regaño, pues no fue la mejor forma de atentar contra Koro-sensei, y era consciente.

Nunca uses de carnada o pongas en peligro a tus compañeros.

Kyoka sintió una punzada en su pecho por eso.

—Es como si fuera una broma pesada, ¡a nadie le gustan las bromas pesadas! Es como si alguien se riera diciendo que tu ropa es horrible y luego se excusa diciendo "es broma". ¡Incluso si es entre amigos, te hace sentir mal! —Kimi paró de hablar para recuperar aire mientras dejaba de caminar en círculos en su mismo espacio; Kyoka alzó su cabeza y dejó de jugar con sus manos para acomodarse mejor en la banca del parque en donde estaban. Era tarde y casi era de noche pero Kyoka aceptó recibir el regaño de Tanaka mientras no hubiera nadie de su clase cerca.

Cualquiera que los viera, diría que la albina tenía la apariencia de un perro regañado.

—Kyoka-san. —La mencionada pasó saliva con sutileza y dejó su mirada a un costado, pues no se sentía bien como para compartir la mirada de la pelirosa, pero abrió un poco más los ojos al escuchar las demás palabras de su amiga. —Estoy orgullosa, en serio. Eres prácticamente la primera en la clase en cuanto a lo académico y asesinato, pero... no me parece bien la manera en la que lo haces.

Kimi suspiró y con una mano en su pecho se dio ánimos a sí misma. Era momento en que lo diga, pues si seguía poniendo excusas de que estaba bien como era, a la larga eso le va a traer problemas. Aún no la entendía, eran amigas casi por dos años y aún hay cosas que no sabe de la albina... tal vez era poco tiempo para saber todo de una persona y lo sabe, tal vez no era la persona más confiable o la más inteligente, tal vez hay cosas que van lejos de la ayuda que puede darle... Pero prometieron ser el apoyo de la otra. Así como Kyoka la motiva a ser más sincera con sus sentimientos y ser más abierta, Kimi quiere que Kyoka se abra también, que le cuente lo que le preocupa y no se encierre en su burbuja... Incluso si descubre cosas que no son agradables, quiere estar ahí.

Terminó por sentarse a lado derecho de la albina y poner una mano en ese hombro. Era ahora o nunca.

—Comportandote de esa manera, te pareces a Asano-kun.

—¡¿Qué?! —Kimi acertó en que se alteraría pero era por su bien— ¡No me compares con él! Kimi-san, él-

—No es la mejor persona, lo se. Parece amable pero hace las cosas para su beneficio. —Kyoka reflexionó un poco y tal como su amiga quería se puso a pensar sobre la manera en la que se había comportado últimamente— No digo que ya seas como Asano-kun. Tu eres mucho más amable y risueña... ¡Hasta empezaste a llevarte bien con Karma-kun! Pero cuando actúas aparte... —los recuerdos de esa tarde y la de ayer volvieron a la mente de Kimi; la manera en la que la pelea con esos matones le afectó más de lo que debería, su mirada afilada mientras veía a su profesor caer en su trampa y sonreír como si fuera poca cosa. Casi era cínico, y Kimi se sintió mal al pensar eso.— Haces que recuerde la actitud del Director Asano y Asano-kun.