Uno.

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En una tierra lejana, había un pueblo gobernado por un rey, quien estaba en peligro, ya que un grupo de malhechores querían invadirlo y hacerse cargo del pueblo. El rey Dybala decidió escapar, dejando a cargo todas las consecuencias a su hijo mayor, Paulo Dybala. Él tenía un mejor amigo, que estaría dispuesto a darlo todo por el pueblo.

Paulo era el príncipe del pueblo de los Dybala. Él tenía unos tres amigos confiables, Julián, lo conoció en Jardín de infantes, y de ahí siempre se defendieron uno al otro, y De Paul y Lean, que se conocieron en en la secundaria, pero aún así, influyeron mucho en la vida de Dybala.

—Ju, tengo miedo. —habló Paulo en la escuela.

—Dime, ¿qué pasa? —preguntó su amigo, preocupado por él.

—Va a venir un chico nuevo, pero contaron que es alguien que ambos conocemos, y nos hizo la vida imposible en jardín de infantes. No quiero que sea la persona que probablemente sea... —respondió el mayor.

—Peque, va a estar bien, no creo que sea Él. —tranquilizó a su amigo. Sonó el timbre para volver al aula, en donde se encontrarían con el nuevo compañero. —¡Vamos! Así nos sacamos la duda. —alentó Álvarez.

Los chicos fueron al salón, y en el camino se encontraron a Lean despidiéndose de Rodri, que iba un curso más adelante. Al entrar, no vieron a nadie, al parecer habían llegado antes. Ya cuando todos empezaron a entrar, la maestra empezó a decir las típicas palabras.

—Chicos, hoy tenemos un nuevo alumno, por favor, trantenlo bien. Puedes pasar, corazón. —habló tranquila la profesora.

Al escuchar las últimas palabras, el chico nuevo ingresó al salón.

—La concha de la lora. —susurró Paulo hacia Julián. —Te dije que era él. —habló nuevamente. Julián solamente prestó atención a las palabras del chico, Enzo Fernández.

—Hola, buen día, mi nombre es Enzo Fernández, tengo 16 años y espero llevarme bien con ustedes. Ah, hola Juli, ¿te acordás de mí? —se presentó el mayor. Julián simplemente lo ignoró, y la profesora como vio que Enzo y Julián se conocían, decidió poner a Dybala un Banco atrás así sentar juntos a ellos dos.

—Oh, ¡veo que se conocen! Pau, por favor, siéntate un banco más atrás, Enzo, puedes ocupar el lugar de Dybala. —ordenó la profesora, seguido de un pequeño berrinche de Dybala. Enzo fue a su juego asiento.

—Haremos una ronda de nombres, así Enzo se siente más cómodo, dirán su nombre, apellido, edad, algo que les gusta hacer, materia favorita. —dijo la profesora. Todos hicieron lo que le indicó, y al llegar el turno de los últimos cuatro bancos, Enzo prestó mucha más atención.

—Yo soy Leandro Paredes, tengo 16 años, me gusta juntarme con Pau y Ju y mi materia favorita es Historia. —se presentó, sin saber quién era el chico que sus amigos temían.

—Soy Julián Álvarez, tengo 15 años, me gusta cantar y mi materia favorita es —habló, pero se detuvo por un chico intrometido que cree saber todo sobre Julián. —Son las matemáticas, Juli, ¿no? —preguntó alegre el mayor. —Sí, matemáticas es mi materia favorita. —admitió, un poco avergonzado, ya que luego Enzo le sacudió el pelo.

—No pienso presentarme para él. —negó Paulo.

—¿Qué pasa con ustedes tres? ¿Tienen algo malo? Lo charlaremos después de clases, está bien, si Enzo ya te conoce, no te presentes. —dijo la profe para seguir con la clase.

—Paulo, Paulo... Cuánto tiempo, eh. ¿Me extrañaste? —dijo en tono sarcastico Enzo. Dybala simplemente lo ignoró y siguió prestando atención a la clase. Esta se volvía demasiado aburrida para Enzo, así que decidió hablar con su compañero de Banco, Julián, quien lo sacó cagando ya que a él si le gustaba el tema. Sonó el timbre del recreo y todos salieron rápidamente. Aunque, la profesora detuvo a los dos chicos.

—Juli, ¿le podés mostrar el colegio a Enzo? Por fa. —cuestionó la profesora. A Julián no le quedó otra más que aceptar, así que eso hizo.

—Ju, perdón si te traté mal toda la primaria para abajo, yo... Soy un tonto, quiero que estemos bien, ¿qué puedo hacer para disculparme? —preguntó el mayor.

—Decirle a tu padre que deje de meterse en guerra con los Dybala, si el pueblo está tranquilo gracias a vos, te perdono. —aclaró el menor, seguido de un berrinche de su compañero.

—Mi padre hace eso por unas buenas intenciones, la familia Dybala no es como crees. No necesito que me perdones, pero cuando le necesites, voy a estar para vos y te voy a salvar de los crímenes del rey Dybala, que lo único que busca es robar dinero. —me dijo con pura seriedad, pero yo no le creí, no le tenía confianza.

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789 palabras.

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2023 ⏰

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Enamorado tuyo. Enzulián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora