†S A R A H†
Era otoño, las hojas naranjas bailaban en las ramas de los árboles y otras caían delicadamente al suelo, el sonido del viento resultaba tan agradable combinado con el cantar de las aves que posaban sobre las ramas más gruesas de aquellos árboles.
Definitivamente Canadá era bellísimo, pero eso no significaba que no extrañara Francia, mis amigos, mi familia... Sin embargo no había otra opción. Mi padre, Martin Dubois, era un juez muy conocido, el cual mandó a prisión a Frederick Girard, acusado de narcotráfico, trata de personas, y culpable de la desaparición de 47 personas, entre las cuales se encontraba un jefe de policía el cual había atrapado a una de sus embarcaciones de drogas, y como venganza, lo mando a torturar, siendo encontrado su cadáver descuartizado en una valija a la deriva de un lago con una nota que decía "No se entrometan en el camino de quién no conocen su poder".
Básicamente, tuvimos que huir antes de que nos mataran. Ya que pocos días después del juicio nuestra casa fue incendiada con nosotros dentro, apenas pudimos salir, ya que de alguna manera trabaron todas las puertas y ventanas.
En fin, cosa de todos los días.—Señorita Dubois, ¿Será aquel árbol más capaz de explicar sobre lo sucedido en la primera guerra mundial? ¿O será usted tan irrespetuosa para no prestar atención a mi clase?— Exclamó la profesora Clark con enfado.
Moría de ganas de ponerme de pie, ir hasta ella y en su horrible cara decirle que me importaba una mierda su materia y que aburría demasiado escucharla hablar sin parar con esa voz de anciana cansada de su patética vida... Pero no podía hacerlo, había llegado hace muy poco tiempo... Aún no...
—Disculpe profesora.— Fue lo único que atiné a decir.
—No te disculpes querida, supongo que ya sabes todo sobre este tema por eso no estás prestando atención. Así que cuéntale a toda la clase ¿Qué fue la Belle Èpoque?— Demandó con enfado.
—Fue la etapa anterior a la guerra en la que se desarrollaron nuevas tecnologías en todos los países, principalmente en Rusia, que conocía la mala relación entre algunos países y la probabilidad de que ocurriera una guerra, por lo que tuvo un avance tecnológico increíble en el área de las armas de fuego y más.—Respondí con seguridad y mal humor a la vez.
—A-ah. — Se aclaró la garganta al mismo tiempo que tocó el timbre del receso. —Gracias Dubois. Bien chicos, hasta aquí llegó la clase de hoy, nos vemos el próximo miércoles, no olviden traer sus trabajos resueltos o tendrán un punto menos.
—Le cerraste el orto— Susurró Frank detrás mío riendo entre dientes.
—Lo sé —Respondí con una media sonrisa y el ego por las nubes.
Fuera del salón, en la terraza del colegio me encontraba sentada junto a Frank mirando el cielo nublado.
Suspiré relajada hasta que la voz de Frank rompió el silencio.—¿Extrañas Francia?.
—Franky, ¿Por qué preguntas cosas tan obvias?— Solía decir o hacer preguntas tontas, pero ya me había acostumbrado.
—Bueeno, quería romper el silencio, imbécil.
Ladeé la cabeza con una media sonrisa y contesté;—Si, extraño mucho mi país, mis amigos... Todo.
—¿Cómo era la universidad allá?
—Mmh... Cualquier lugar lejos de la vieja de Clark es mejor... —Reproché rodando los ojos y Frank rió. Suspiré y volví a hablar —Los horarios eran diferentes, entraba a las 6 y salía a eso de las 10 de la noche dependiendo de las materias que tenía ese día, sin embargo, quedaba tan cerca de casa que resultaba muy cómodo. Además, mi mejor amigo, Elian, siempre me acompañaba a casa cuando salíamos. Más cuando salíamos muy tarde ya que le preocupaba que me pasara algo.
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À Mort
Teen FictionSarah y su familia se mudaron para comenzar de nuevo, lejos de problemas y gente malintencionada. Pero cambiar de país no cambia sus malos hábitos, y los problemas parecen seguirlos a dónde vayan.