Capitulo 4

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-Con esto queda claro, no? Nada de juegos sucios el campo como siempre ha sido encantado para exponer a quien haga trampa y el premio es el mismo de todos los años.

-Y no podemos obtener otro? Yo propongo que quien gane se queda con la prometida de Bakugo Ka-

La jarra de madera y metal rozo la mejilla del muchacho antes de estallar contra la pared.

-El próximo va a tu cara imbécil de mierda. Saca de tu asquerosa boca a mi prometida, porquería.

-Creo que todos están de acuerdo conmigo, no? Tu prometida es mucho para ti, una bestia como tú no merece a una dama como e-

La boca de Monoma se movía sin embargo no se escuchaban sus palabras. Todos se miraban extrañados en la mesa.

Katsuki miro a Ochako, sus manos brillaban ligeramente, estaba usando su magia. Sus labios se posaron sobre los cabellos de su pareja, quien le miro con una sonrisa.

-Bien todo dicho, les guiarán a sus habitaciones.

Ochako dejo ir a Monoma al salir del comedor, Bakugo sostenía su mano mientras caminaban a quien sabe dónde.

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-Buenos días Kirishima!

-Buenos días Uraraka, Bro!!

La mirada de Katsuki fue muy clara necesitaba entrenar hasta sangrar si era necesario.

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El estómago de Ochako rugió cosa que no pasó desapercibida por el dragón y su excelente oído.

-Bro?

-Que mierda quieres?

Bakugo tiraba arriba y abajo cuerdas enormes atadas a la piedra de una montaña.

-Tu... Uraraka tiene hambre...

-... Puedes ir a la cocina y traerle algo.

Kirishima nego.

-Porque coño no?

-Terdrias que dejar de entrenar y sentarte con ella en lo que voy.

-???

-Hay... Bueno yo escuché a los otros dragones hablando de que sus jinetes quieren a Uraraka y que quizás si ellos la entregaban podrían negociar su libertad...

Las cuerdas golpearon el suelo.

-Bien, ve, me quedo con ella.

Bakugo se acerco a Ochako quien tenía sus pies descalzos cerca de un arrolló, la presencia a su lado llamo su atención, Bakugo se sentó dejando salir un suspiro pesado.

-He-Hey

-Kirishima fue a buscarte algo de comer.

-... Gracias.

Su piel brillaba por el sudor y podía ver pequeñas gotas del mismo deslizandose de su cabeza a su mandíbula, de su clavícula a su pecho descubierto, deslizandose en sus brazos expuestos, con sus venas aún más marcadas por el esfuerzo reciénte.

No lo pensó su cuerpo lo hizo por si solo, tomando la tela de su manga su mano subió al rostro de Bakugo secando el sudor a pequeños toques hasta que Bakugo la detuvo.

-Es sudor, vas a ensuciar tu ropa con asqueroso sudor, no hagas esa mierda.

La expresión de Bakugo era una mezcla de tristeza y rabia, acaso alguien le había dicho que su sudor era asqueroso?

Dejo caer su cabeza en el hombro sudado de Bakugo, lo sintió tensarse.

-Estoy sudado quítate de allí.

Un humano en celoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora