Hasta dónde llega uno

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Soy un fracaso.
No porque me lo digan,
bueno no, si lo hacen,
mi mente lo hace.

Mi corazón se estruja y mi estómago se revuelve.
Esa amargura sube por mi esófago y las lagrimas surgen.

Soy un fracaso, pero no porque realmente lo sea,
soy un fracaso porque mi mente quiere que lo sea.
Me da tanto miedo ser feliz que me refugio en esa capa de tristeza,
en esa mecha de autosabotaje.
Me da tanto miedo que me quiten lo que tanto me cuesta tener que prefiero lastimarme sola a que lo haga alguien más.
Qué más da, si total, culpa mía no es, es de mi mente, ¿no?

-Azu.

El poemario de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora