Nora tiene un tipo de leucemia que aparte de mantenerla con la apariencia de una niña de 5 años, cuando ya ha cumplido los 8, también tiene los síntomas comunes de esa enfermedad. Su cáncer no está en etapa terminal, pero sabemos que la depresión, la tristeza y como tantos sentimientos se lo aceleran. Así que todos a su alrededor tenemos el compromiso de educarla sin decirle que "No" a nada.
De las misiones más difíciles que he tenido en la vida.
Llegamos a su escuela privada. A este lujoso instituto asisten únicamente los hijos de las familias más poderosas del país o los que cuenten con el dinero suficiente como para pagar la matrícula.
—¿No crees qué ya estás demasiado grande para que te esté cargando a todas partes? —le pregunto entrando en la institución.
—¿Quién dice eso?
—¿No te da vergüenza qué tus compañeros te vean?
—Que se mueran de envidia. Ya quisieran todas un niñero como tú.
La bajo cuando llegamos a su aula y nos recibe su profesor que es mi favorito.
—Señorita Fresita —le saluda este.
—Buenos días profesor —responde ella tomando su mochila para entrar al salón.
Ella que es tan sociable, cuando quiere, saca su móvil y se aisla del resto del mundo.
—Ale —me saluda Kasiel.
—Baby —devuelvo el saludo alborotándome el pelo a tiempo que dejo de ver a Nora para preguntarle—. ¿A qué hora comienzan tus clases?
—Falta casi una hora, más o menos lo que me va a llevar curarte esas heridas en la cara —dice echando andar por el pasillo dejándome atrás.
Recorro la vista por su figura, su camisa blanca, me detengo en lo apretado que le queda el pantalón al tener que guardar tanta masa.
Le hace un culazo espectacular. No, tiene un culazo espectacular.
Me lo voy a coger.
Meto la mano en los bolsillos de mi chándal para seguirle a tiempo que le pregunto:
—¿Me vas a curar en el despacho de los profesores?
Sin detener su paso ni el contoneo de sus caderas el mayor me mira por encima del hombro para responderme:
—Sí ¿por?
—No, por nada.
Claro que me lo voy a coger.
Incapaz de despegar la vista de su trasero lo sigo hasta el despacho.
—Quédate aquí —me ordena en lo que sigue de largo.
Por suerte no demora en regresar y lo hace con un pequeño botiquín de primeros auxilios. Entramos en lo que básicamente es una sala de un apartamento tipo loff. Tiene un sofá y dos butacas, una pequeña cocina en una de las paredes que para lo único que se usa es para hacer café. Un baño en otro extremo y unas cuantas mesas tipo buró que se comparten entre todos. Me consta que hay una buena relación entre ellos.
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El Desastre Que Causas (homoerótica +18)
Teen FictionAlexander, un chico abiertamente gay, con un carácter demasiado hostil para tener solo 19 años, fue escogido por la hija menor del alcalde de Madrid para ser su niñero. Luego de un trágico suceso se va a ver envuelto en unos cuantos problemas legale...