Madrid España
3:18 am.Me quedo quieto al bajarme de la moto y ver a dos tíos asaltando la gasolinera con máscaras de payaso. Joder, lo que me faltaba. Las cuatro de la mañana, sin combustible en la moto y cansado porque acabo de ver a un cliente al que le he dado duro contra su cama hasta el cansancio. No me apetece para nada tener un enfrentamiento con nadie. Ya es tarde para seguir de largo, los tíos me han visto, vienen hacia mí con un bate y un fierro.
—Miren. Yo no les he visto sus feas caras —les hago saber en lo que lleno el tanque de combustible—. No voy a llamar a la policía y me importa poco si mataron o se van a comer al dependiente. De verdad no quiero problemas. Termino con mi moto y me voy.
Los tíos se lo piensan, creo que me van a dejar ir. Del interior de la gasolinera sale otro sujeto sin máscara y con un arma en la mano.
Jodeeeer. Con lo cansado que estoy para esto.
—¡¿Qué coño esperan?! ¡Atrápenlo! —demanda el gilipollas sin máscara a lo que reacciono primero que ellos.
Apunto a uno de los payasos con el combustible bañándolo de pié a cabeza. Hago como que voy a sacar una fosforera en de bolcillo. El tío suelta lo que tiene en la mano y sale corriendo.
Menudo imbécil, yo no fumo.
Cojo el fierro del suelo, solo tengo que dar un paso hacia el otro payaso para que se cague en los pantalones. El sujeto deja caer el bate, se arrodilla y levanta las manos.
—Yo no quería hacerlo —lloriquea en el suelo señalando al sujeto armado—. Fue idea de mi primo. Le dije que no lo hiciéramos. La... la pistola es falsa.
Menuda banda de ineptos. Hay que ver el daño que ha hecho el paro en España.
—Lárgate, si no quieres que te… —no he terminado de hablar y ya ha echado a correr, me le quedo viendo el culo. Tiene un polvazo.
Suelto el fierro y me subo a la moto para largarme.
—¿A dónde crees qué vas mocoso?
Bueno creo que todavía me queda uno.
Echo andar la moto en su dirección. El tío no me esquiva pensando que me voy a intimidar con su pistolita de juguete. Causo un fuerte estruendo al chocarlo abruptamente, ambos quedamos en el interior de la tienda. Yo muy cómodo sobre mi motocicleta mientras que él ha quedado debajo de la rueda delantera.
—¡Hijo de puta! ¡Te voy a matar! —me amenaza.
Me ha entrado un miedo. Uff...
—Les dije que me dejaran ir —le recuerdo mirando a todos lados en busca del dependiente, el cual sale de a poco de detrás del mostrador—. Llama a la policía y trae precinta.
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El Desastre Que Causas (homoerótica +18)
Teen FictionAlexander, un chico abiertamente gay, con un carácter demasiado hostil para tener solo 19 años, fue escogido por la hija menor del alcalde de Madrid para ser su niñero. Luego de un trágico suceso se va a ver envuelto en unos cuantos problemas legale...