RIGHT NOW || Fernando Alonso

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15 de enero de 2004
📍Alemania

Julia miraba su móvil, esperando que su padre la llamara. Mantenía una pizca de esperanza de que Iván la llamase por su cumpleaños. También es verdad de que en el anterior, solo recibió felicitaciones por parte de Max, Victoria, Sophie y los Schumacher; pero a ella le dio igual, pensó que su padre se había olvidado de su cumpleaños, y que este año si iba a obtener lo que tanto llevaba esperando desde que su madre se marchó de casa.

Pero como siempre, una parte de su cabeza le decía que no iba a pasar. Que se olvidara de su padre, como el hizo con ella desde que se fue a Alemania, casi dos años llevaba fuera de Asturias y en ningún momento su padre mostró el mínimo interés o preocupación por ella.

Por otra parte, desde que tuvo esa conversación con Max, no le volvió a ver. Jos le mantenía ocupado evitando que su ahijado visitara a su madrina, para así intentar romper aquel vínculo que unía a su hijo con su "hermana".

El sentimiento de soledad se mantenía presente en Julia desde que era pequeña, pero cuándo abandonó España, aquel sentimiento había aumentado.

Los pensamientos de la Medina fueron interrumpidos por una llamada a su móvil; con ilusión miró la pantalla esperando ver el número de su padre. Soltó un suspiro de cansancio cuando vio que era Fernando y no Iván.

-Hola Fer- saludó ella cuando descolgó la llamada.

-Hola Juli, feliz cumpleaños- dijo Fernando, con alegría.

-Gracias cari... Fernando- Julia soltó una palabrota por casi llamar a su exnovio "cariño".

-¿Como estás? ¿Que tal los entrenamientos?- pregunto con interés el piloto de fórmula 1.

-Bueno, es raro todo, todavía no me acostumbro y hay un compañero que...

Julia se quedó en silencio, cuando escuchó del otro lado de la línea una voz de una mujer, preguntándole a Alonso si le quedaba mucho.

-Perdón Juli, ¿que decías?

-Nada, me tengo que ir, tengo entrenamiento.

-Esta bien, más tarde te llamo.

Julia colgó la llamada soltando un sollozo, sabiendo que Fernando no iba a volver a llamarla.

Apagó su móvil, dándose por vencida con su padre, para subir a su habitación a dormir; aunque todos sabíamos que solo iba para acurrucarse en su cama y llorar, tal y como lo llevaba haciendo desde aquel 24 de febrero, el día que dejó todo atrás para luchar por sus sueños.

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El timbre de la casa de Julia sonó despertándola; se levantó confundida ya que ella no esperaba ninguna visita. Se miró en el espejo del pasillo, y lo que él reflejó la mostraba no la causó ninguna impresión; una pelirroja con un color de pelo opaco, que había perdido aquel brillo que caracterizaba a su cabello, al igual que sus ojos que se encontraban vacíos y no mostraban otro sentimiento que no fuera tristeza; y su rostro... en su cara destacaban las grandes ojeras que se situaban debajo de sus ojos, con una palidez que no era habitual en ella.