No pudo controlarse. Todo el día había estado dándole vueltas al asunto y en un segundo Atsushi lo había solucionado. Sencillo, todo fue tan sencillo como sacar una pequeña caja de regalo del abrigo y decirle que quería festejar ese día, y por un momento su cabeza fue un revoltijo de emociones. No pudo ordenar su sentir y optó por hacer lo único certero que flotaba en su cerebro. Fue un deseo que su cuerpo manifestó casi de inmediato, pero que lo contuvo hasta llevarlo hacia un callejón y derretirse en sus labios. Moría por besarlo, y aunque la vergüenza de hacerlo en un lugar público le había ganado, sus ansias permanecían intactas, incluso aumentaron. Quería besarlo durante toda la noche si era necesario, si así podía dejarle ver lo agradecido y feliz que estaba porque recordara ese día.
Sus dudas desaparecieron y una vez más pensó muy en el interior de su catón que no lo merecía. Atsushi simplemente era demasiado amable, cariñosos y sincero para alguien como él que ni siquiera había tenido el valor de sacar su sorpresa primero.
Tal vez, una de las cosas que más admiraba de Atsushi era justamente esa determinación, pero sí
se había lanzando él no se quedaría atrás. No se quedaría a medias. Por eso lo besó, con desespero, con un deseo que crecía y crecí en el hueco de su pecho. Su corazón latía casi agonizando, latía derritiéndose en una dicha indescriptible. No lo pensó, ni pudo contenerse pero le mordió ligeramente los labios sacándole un suspiro de sorpresa y de goce. Un suspiro que alteró su sistema nervioso y le indicó que debo seguir, mas, antes de cumplir esa acción recordó un hecho importante.Estaban en la calle. Debía comportarse, y por eso, de muy mala gana, se separó del otro. Sus respiración chocaban entre sí alteradas y un pequeño vaho escapó de sus bocas ante el ambiente frío. Subió los ojos de desde su boca rojiza hasta sus ojos, unos ojos que en ese momento le veían llenos de ilusión y demasiado grandes, como un niño ante un alago.
-Otro- pidió.
-No- contestó abochornado separándose un poco del albino y llevándose la mano a los labios.
Sintió vergüenza de su arrebato, de no haber podido controlarse y hacer algo a todas luces inapropiado, Atsushi lo tomó de la mano que cubría su boca y le dio un ligero beso. De esos que acostumbraba darle para desarmarlo.
-Jamás te había visto así- le dijo en voz baja jugueteando con sus dedos.
-No te acostumbres, no volverás a tomarme con la guardia baja.
Atsushi rió.
-Eso siempre dices.
-¿Me estás retando, Jinko?
-No, solo es que me gusta sorprenderte.
Soltó un gruñido de mal humor mientras que con su mano libre sacaba algo de su bolsillo, los ojos de Atsushi volvieron a abrirse como dos esferas navideñas llenas de decoraciones, brillaron como las luces que iluminan las calles durante la noche. Dos luciérnagas en la soledad del callejón.
-¡Lo recordaste!- gritó entusiasmado.
-Pensé que tú lo habías olvidado.
-¡Yo!- exclamó asombrando, sin embargo una sonrisa se dibujaba amplia y bella en su rostro. Todo él brillo por un instante, como una rayo de solo, un rayo en medio de tanta oscuridad- ¡llevó casi dos semanas pensando en esto! Pero no me decidía en decirte algo, temía que me consideraras muy obsesivo con las fechas, o que pensaras que llevo un calendario con cada cosa especial que hicimos por primera vez.
-Nunca pensaría algo así- dijo con seriedad y bajo la vista sintiendo su rostro vivir una metamorfosis impactante, quería sonreír, quería llenarlo de besos y se sentía ardiente- No, porque llevó casi la misma cantidad de tiempo pensándolo. Yo era quien no quería que me creyeras aún más obsesivo.
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Scarf and moonlight
FanfictionEs el día de su aniversario pero a ambos le da vergüenza sacar el hecho a la luz.