Amor puro (Jaekyung x Dan)

12

Dan abrió los ojos y supo que estaba soñando: flotaba, rodeado de una suave luz, y se sentía demasiado bien para ser real. Una pequeña semilla cayó suavemente sobre su vientre y él la observó, aturdido.
Se preguntó cuál hermosa flor nacería de ella.
¿Una rosa muy bella? ¿O un lirio blanco y pequeño, puro como la nieve?
Al pensar lo último, efectivamente un delicado lirio blanco comenzó a crecer.
Dan estaba fascinado. Quiso tocarla, pero entonces el sueño se detuvo y él se despertó, agitado.
Se incorporó y, aunque estaba agradecido de no tener más pesadillas como antes, estaba triste de no haber podido ver más a la pequeña flor.

-¿Por qué te ves decaído desde tan temprano?-

A su lado, Jaekyung se estaba alistando para salir a correr.
Se había vuelto costumbre compartir la habitación en las noches desde que fueron de compras juntos: tenían relaciones más seguido, Jaekyung se podía decir que era incluso más atento y ya no lo echaba como antes. Decía que era porque su rendimiento había mejorado aún más de antes y hace unos días había aplastado a un veterano que se atrevió a desafiarlo.
Dan no se ilusionaba, sabía que se comportaba así solo porque se sentía más satisfecho con la nueva rutina, aunque no fuera de su estilo, y que no le importaba si cada día él se sentía más agotado y sin fuerzas.

-¿Usted cree que "pequeña flor" sea un buen apodo para un bebé?- el castaño respondió a una pregunta con otra.

-¿Y yo qué voy a saber? Tal vez para una niña, aunque si fuera ella me daría vergüenza- Jaekyung se sacudió de hombros, un poco asqueado -Mejor dime qué cosa rara vas a querer comer hoy, le dejaré avisando a la criada-

Desde que el castaño entró en el segundo trimestre las náuseas habían desaparecido un poco, pero en cambio sus inmensas ganas de mezclar fresas con todo lo que fuera comestible se habían disparado.
Y Jaekyung, que no podía tolerar preparar las barbaridades que Dan le pedía, había contratado a una chica para que viniera a cocinarle.

-Mmm. Se me antoja helado, yogurt, un batido y una ensalada de fresas. Con pepino, repollo y aguacate. ¿No cree que a las fresas les falta un poco de verde para ser perfectas?-

-Ajá- Jaekyung terminó de amarrarse los zapatos y se levantó para irse, para nada impresionado. Era el desayuno más normal que había escuchado en la última semana y ya estaba acostumbrado a oír las alucinaciones del otro -Si estás muy cansado para bajar, pide que te traigan la comida a la habitación y espérame para que te ayude-

Después de decir lo último, se fue.
Dan se quedó observando la puerta, nervioso. Necesitaba encontrar un buen momento para decirle que, por más que le gustara, no podría llevar ese ritmo de vida por mucho más y plantearle que tal vez necesitaría encontrar un sustituto muy pronto. Jaekyung no lo notaba porque vivían juntos, pero su cuerpo bajaba de peso en vez de subir, estaba más pálido de lo normal y tenía ojeras evidentes.
El chico se mordió un poco el labio y se pinchó suavemente la parte inferior del estómago, donde una imperceptible protuberancia que podía pasar por un abdominal un poco duro empezaba a sobresalir.

¿Cómo puede alguien tan pequeño quitarme tantas energías?
Suspiró, feliz.

Después de desayunar, el otro hombre también regresó a darle una mano y ambos se marcharon al gimnasio.

-¡Jaekyung!- como ya era costumbre, el entrenador, Yosep y Daehyun rodearon al campeón y este solo se puso rígido, resignado.
Ahí iban de nuevo. Park había cumplido con la amenaza de mandar a seguir a Jaekyung para descubrir si este tenía algo escondido y cada mañana le mostraba las partes extrañas de las grabaciones del día anterior para acorralarlo y forzarlo a hablar.

-No, Park. En esta toma no estaba yendo a ver a una mujer. No, Dan no sabe nada, deja de preguntarle. Sí, sí me molesta que me estés siguiendo a cada momento. ¿Podemos terminar con este teatro de una vez?- a pesar de su mal carácter, Jaekyung intentaba respetar la autoridad del entrenador, pero este cada día se la ponía más difícil.