Un principio y un final.

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Quizás debía haberlo hecho antes, pero, digamos que el tiempo no me alcanzo, que me perdí entre tantos deberes y obligaciones que se pasó por alto, narrarte este poema, este verso que ahora me quema.

Creo que también debería darle gracias a la audiencia a los lentores de este tema y a quienes alguna vez escucharon como mis palabras se inundaban de amor cada vez que habla de ti, con razón muchos me llaman o decían que estaba loco de amor, ahora creo que lo entiendo, pero no era que este loco de amor, era más como una sensación de querer tenerte en mis brazos, así como ahora con la única diferencia de estar riendo en lugar de estar llorando.

Déjame dedicarte estas letras como muestra de agradecimiento y como una forma de pedirte perdón, pues en algún momento intente llegar a tu corazón pese haberlo logrado, sentí que faltaba más, que quería más, que te necesitaba más.

Con lágrimas en mis ojos, con un anhelo de querer morirme, hoy te digo "Adiós", porque, aunque quiera, ni mi alma ni mi corazón volverán a estar junto al tuyo.

Honestamente, ya no recuerdo ni porque fue, en que lugar coincidimos por primera vez, nuestra primera platica, pero lo que sí recuerdo fue haberme quedado helado, estupefacto y embobado entre tus ojos. Ahora me pregunto si en algún momento tú sentiste lo mismo que yo.

Era la primera vez que unos ojos tan bonitos chocaban contra los míos, pude sentir como el tiempo desaparecía de la razón y mi corazón latía a diez mil como si alguien hubiera dejado una bomba justo al lado de él, me perdí entre tus ojos marrón café y en esa maravillosa forma en que solo tú los sabías hacer. Escribiendo esto justo ahora creo que sí sentiste lo mismo que yo aquella vez.

Aquel día cuando te invite a salir, cuando llevabas ese vestido de girasoles que tanto te gustaba porque hacía juego con tus ojos, ese día quisiera que vuelva, ojalá hubiera sido eterno, ojalá nunca hubiera acabado y solo... ojalá no te hubieras enamorado.

Ahora dame una razón para no sentirme culpable por lo de aquella vez, cuando te bese frente a tus padres sin querer, cuando los vi a los ojos para decirles que jamás llorarías, que jamás te lamentarías, que siempre te cuidaría. Ahora dime como los veré a la cara cuando todo esto salga a la luz, cuando nos encuentren aquí sentados llorando mientras escuchamos nuestra canción.

Ya que hablo de ella, ¿Recuerdas la noche que te dedique aquella canción?

Había sido nuestra primera noche juntos, terminábamos de cenar y nos disponíamos en ir a la cama, entonces me acerque a ti para decirte que te amaba, que había encontrado algo que debía de dedicarte, algo que expresaba lo que yo en palabras no podía o al menos no sabía cómo.

Recuerdas también la primera vez que hicimos el amor, ya no a escondidas, sino encerrados en nuestra habitación, de cómo subía y bajaba por todo tu cuerpo, de cómo te besaba, de cómo cada vez que lo hacía más y más duro clamabas mi nombre repitiendo que te lo dé, que querías tenerme dentro, que querías sentir que eras mi mujer. Pero entre tantas cosas, todo lo que dije, todo lo que escribí me perdí del objetivo principal. Demostrarte que al final si fui capaz de aprender a expresarme, pero que triste que ahora ya no puedas escucharme, solo eres un cadáver al que ahora le dedico poemas que ni en toda su eternidad podrá apreciar.

Un principio y un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora