𝗙𝗿𝗮𝗻𝗰𝗶𝘀 𝗙𝗼𝗿𝗲𝘃𝗲𝗿┃ᴅᴀᴢᴀᴋᴜ

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Dazai no era alguien sentimental.

Al menos no la mayoría de las veces, siendo éstos los momentos donde todos lo veían.

Pero dejar la mafia no fué por un simple berrinche como unos piensan, fue más que eso, fue el deseo de su mejor amigo, así que ¿por qué no cumplirlo?

Era un día soleado y como algunos otros, salió a caminar.

Esperaba sentirse mejor, quería sentir otra vez esa calidez única y que solo era para él.

Aunque claro que salió a caminar discretamente y con cuidado de no ser visto. Pues era oficial, estaba desaparecido para sus ahora enemigos.

Sin rumbo alguno llegó hasta donde sus pensamientos pararon por un segundo.

Había llegado a un lugar más lejano. Lleno de árboles y plantas que lucían muy bien haciendo que todo se sintiera lleno de nostalgia y pesadez evitada.

Aún así dolía. No era fácil. Pero no por las consecuencias que le traería, como por ejemplo el ser perseguido por toda la organización como un traidor, sino por el hecho de que dejó demasiado atrás.

Levantó la mirada a través de aquellos árboles, estaba buscando aquel azul que lo guiará. Sin embargo solo vio los rayos de luz que esquivaban a las hojas.

Se sentía solo. Se sentía culpable.

¿Tendria perdón?

Después de todo abandonó a la única persona que lo admiraba, que esperaba y necesitaba algo de él. Aquella persona que en verdad llegó a hacerlo sentir importante.

Pero no solo eso. Lo había dejado en un lugar peligroso, el castaño tenía que fingir que confiaba en que estaría bien, o al menos de eso se quería convencer.

Su preocupación solo se mantuvo. Dejó gente que aunque no apreciaba o trataba directamente se sentía culpable de dejar. Dejó a su compañero para las misiones más importantes. Y dejó a su subordinado que sabía, iba a extrañar y solo esperaba lo mejor para él.

No era justo lo que hizo. Fue un acto egoísta, ¿pero era egoísta o solo buscaba su propio bien?

No lo sabe.

De algo estaba seguro, lo extrañara más que a nada.