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Yujin echó su cabeza hacia atrás cuando sintió la mano de Wonyoung tocar su otra cabeza

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Yujin echó su cabeza hacia atrás cuando sintió la mano de Wonyoung tocar su otra cabeza. Suspiró, tragó saliva, y cerró sus ojos, gimiendo levemente al sentir que ese dedo índice estaba jugando con la punta, jugaba con el líquido pre seminal y la mayor reía, viéndola.

La pelinegra era una especie de cereza de lo roja que estaba, sus ojos estaban cerrados y batallaba para respirar, por lo que la rubia sólo sonreía al ver, acercándose a ella, viéndola fijamente.

La verdad era que la rubia estaba levemente nerviosa por ver el falo de la otra porque, bueno, quería que fuera sorpresa relevar el tamaño en ese momento porque ella quería saber, el día que le hiciera la mamada a la menor, si podría caminar o tendría que estar en reposo. Y en sus manos sentía que era tan ancho, que Wonyoung sonrió. Bueno, no sería problema estar en silla de ruedas por tres días si tendría eso dentro de ella.

Sólo le sonrió a Yujin, que apenas abrió un pequeño ojo para ver su mano.

—Dios, pensé que e-era un sueño... Wony, ¿Qué hice para merecer esto?— Volvió a tragar saliva, elevó sus caderas, y Wonyoung aprovechó para poder hacer juntar sus manos y hacer que ella misma de una estocada. Gimió al instante. —Tus manos son muy cálidas, Wony, siento que...

Que se joda la espera porque la mayor bajó su mirada al falo de Yujin, y abrió su boca sorprendida. Quería eso en su boca en ese momento, lo quería en ese instante, pero el ver a Yujin quejarse levemente y suspirar hizo que volteara a verla, dejando de alabar su polla.

—¿Pasa algo? ¿Te arde? ¿Te duele?

—¿Pu-puedo follar tus manos?— Sus ojos se abrieron, igual que su boca, y sintió su coño palpitar al momento de escuchar palabra tan vulgar salir de la boca de la educada y reservada menor. Sonrió, mordió sus labios, y asintió de forma rápida.

Sólo notó que la menor se apoyó en sus rodillas, tragó saliva bajando más su pantalón y Wonyoung sólo vio la polla de la menor. Estaba erguida, chocando contra su vientre y el líquido la hacía ver sumamente deliciosa. Tan grande frente a ella. Sólo la miraba, sonriente. La miró fijamente.

—¿Pu-puedo cambiar mis manos por mi boca? Yujin, por favor... necesito tener tu polla en mi boca cuánto antes.— El sonrojo de la pelinegra, sus cejas arqueadas y sus labios resecos. Sólo suspiro mientras Wonyoung la sentaba en su cama, bajaba más sus pantalones y comenzaba a masturbarle lentamente, esperando su aprobación.

Era sólo que... la mayor estaba amando eso, sólo verlo, sus venas tan marcadas, que palpitaba levemente y se elevaba más. Abrió su boca sorprendida al ver que ese no era lo largo y erecto que podía estar. Sólo se irguió más, haciendo a Wonyoung suspirar.

—Jinnie, ¿Puedo chúpartela?— Yujin sólo la vio, cerró sus ojos, y suspiro. Asintió levemente, y en cuanto apenas movió su cabeza de forma positiva, ya sintió la lengua de la mayor en la punta, acariciando.

Sólo gruñó al sentir las manos de la mayor en sus bolas y su boca en la punta chupando. Porque Wonyoung se iba a tomar su tiempo para poder chupar todo lo que veían sus ojos, desde las bolas hasta la punta, porque quería hacerlo. Amaría chupar todo de una vez pero al comparar el tamaño sabría que apenas metía la mitad iba a arder en su garganta, por lo que sólo tragó saliva, pestañeó varias veces, y sonrió.

Amaría tener esa polla dentro de ella en ese momento pero tendría que esperar, generarle más confianza a Yujin (más de la que en ese momento le tenía) y podría, llegar a segunda base o algo como rozarse entre ropas.

Sólo sonrió, inhaló, exhaló, y metió la punta en su boca, probando el líquido pre seminal. Y amó su decisión de haberle llevado snacks de piñas a Yujin toda la semana diciendo que eran para que fuera más 'saludable'. Sonrió victoriosa, succionando y chupando, haciendo a Yujin gemir.

Por lo que su Diosa interior bailó, varios ángeles salieron con arpas y un cartel gigante felicitándola.

"FELICIDADES, SE LA ESTÁS CHUPANDO, BESITO PARA TI."

Wonyoung sólo sonrió para sus adentros mientras abría más su boca y relajaba su garganta, movía su mano en el tronco sintiendo las varias venas marcadas, y gemía levemente, gemidos que eran discretos debido a la polla que tenía en su boca. Metió más, haciendo a Yujin suspirar y elevar sus caderas un poco más, suspirando.

Para la mayor, era el cielo. Su Diosa interior bailaba mientras sentía la polla en su boca, comenzaba a mover su cabeza y sabía que estaba derritiendo a Yujin porque gemía de la forma más dulce que había escuchado, eran suaves, casi de miel, y definitivamente, estaba excitada.

Ese GRAN perrito la estaba excitando con su ternura y dulzura, cosa rara que no debía ser así. Se separó, relamió sus labios, y besó la punta, agradeciéndole a cada entidad divina por dejarle vivir ese momento, sus ángeles bailaban, cantaban y celebraban.

Y es que, Dios, cualquier amante de las pollas como ella celebraría por tener la de Yujin en cualquier hoyo de su cuerpo. Succionó las bolas, las sacó de su boca haciendo un ruido seco, y observó de nuevo ese falo.

Podría observarlo por más de tres horas en todo el día, porque las restantes, pasaría chupándolo y follándolo, haciendo a la menor sacar más dulces gemidos y ella, estaría más que feliz con eso. Sólo volvió a besar la punta, y se alejó para volver a observarlo.

Amaba eso. Sólo mordió sus labios, sonrió, y miró a Yujin, ese rostro tan tierno que por nada le hizo esperar el tamaño de esa cosa que se cargaba entre sus piernas.

Sólo pensó:

Cara de niña, verga de señor.

Cara de niña, verga de señor

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⇆ 𝙄𝙘𝙚 𝘾𝙧𝙚𝙖𝙢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora