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-Joder que susto Judith.-Dije poniéndome la mano en el corazón-¿Qué haces aquí?.

-He venido a ver a Alba, me ha dicho que teníais problemas familiares.

-Sí, bueno.-Yo solo deseaba que no me hubiese visto con Ona.

-¿Has pasado toda la tarde con ella?.-Dijo refiriéndose evidentemente a Ona.

-Judith, no te tengo que dar explicaciones.

-Lo sé lo sé.-Dijo enseguida-Pero creo que a tu hermana sí, ha estado preocupada.

-No no, no le digas nada a Alba por favor.

-¿Por qué no quieres que lo sepa?.

-Aún no.-Ella asintió, Judith a parte la novia de mi hermana, era muy buena amiga mía.

Subimos a casa y tal como me fui me encontré a las tres otra vez.

-Joder.-Susurré al verlas.

-Hola amor.-Saludó mi hermana a su novia dándole un beso.

Yo dejé mi mochila en la entrada y me quedé mirando a las tres a mi madre y a Alba se las notaba la cara de preocupación, en cambio a la mayor de mis hermanas se la veía más enfadadas que preocupada.

-¿Estás bien hija?.-Me preguntó mi madre abrazándome.

-Sí mamá, no te preocupes.-La tranquilicé-Solo necesitaba despejarme.

-¿Despejarte de que no quieras que te convoquen?.-Preguntó Alexia y resoplé.

-Ya empezamos.-Me quejé.

-¿Es que tú no te tomas anda enserio?.-Me pregunto mirándome a los ojos que estos estaban aguados por las lágrimas.

-No tienes ni idea Alexia.-Le grité-Ni idea!.

-Ya vale.-Nos frenó mi madre.

Yo miré a Alba y a Judith que estas observaban la escena abrazadas, yo espera algo de apoyo por parte de mi hermana mediana, pero esta vez no fue posible, no la culpo por ello, entendía que la había preocupado.

-¿Qué te está pasando?.-Me preguntó ella, yo al principio me sentí traicionada por ella, ¿Es que nadie era capaz de ponerse en mi lugar?, ni si quiera Alba o Ona.

-¿Quieres dejar el fútbol?.-Me preguntó mi madre.

-¿Qué?.-Pregunté sorprendida-No!.

-A lo mejor es lo que tienes que hacer.-Dijo Alexia seria, a lo que todas la miramos-Si no te lo tomas enserio, es mejor que lo dejes.

Yo le di una patada a la mesa debido a la impotencia y me fui a mi habitación pegando un portazo, cogí una mochila mientras no podía parar de llorar y metí algo de ropa, también cogí la bolsa de entreno y salí de mi habitación.

Pasé por el salón bajo la atenta mirada de todas.

-¿A dónde vas?.-Me preguntó mi madre.

Yo no la hice caso.

-Daniela!.-Escuché a Alba justo cuando cerré la puerta.

Bajé corriendo las escaleras retirándome las lágrimas, no sabía que hacer, pensé en llamar a Ona, pero no era buena idea después de lo que había pasado, por mucho que hoy hubiésemos terminado tan bien teníamos que hablar, luego pensé en Jana y Bruna, pero mis hermanas no tardarían en llamarlas, así que llamé a Martina.

-Hola.

-Marti.-Intenté decir entre llantos-¿Puedo ir a tu casa?.

-Sí, si claro.-Me dijo-¿Qué ha pasado?.

Era una noche y nada más (Ona Batlle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora