Escritos inspirados en la calidez de un sol.

Fortuna

La gente compra boletos de lotería soñando que van a conseguir el premio mayor mientras sus posibilidades son 1 en 139.838.160.

Soy parte de esa gente pero sin un boleto en mano y la perspectiva de la realidad bien alterada al pensar que conseguiré alcanzarla.

Soy un perdedor optimista, suelo apostarle a cosas grandes; hay casi nulas oportunidades de lograrlo, pero eso mismo, dije "casi nulas". Le ando apostando a la única esperanza que hay en ese caso.

La esperanza es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que aún no se ve, ¿o eso era la fe? Bueno, ambas te ponen en un camino de luchar por algo; lo dijo Pablo apóstol y ahora Pablo agnóstico lo anda probando.

Conozco mis capacidades luchando por algo, pero luchando por alguien es diferente, la otra persona tiene la potestad de decidirlo.

Mi vida ha sido una apuesta desde que nací, así que cada cuanto ando apostándolo todo; ojalá fuera tan fácil como tirar una moneda.

O me voy con todo o me voy sin nada, pero aún yéndome con las manos vacías a ella ya la llevo en el corazón, así que aunque pierda, gané con haberla querido de una manera en que no sabía que podía querer, aún en este momento siento que ya gané.