CAPITULO 32 CAMPAMENTO PARA TRES POR FAVOR

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Era mediodía, estaban fregando los plato, sus manos sumergidas en el lavabo lleno de agua jabonosa mientras su papá le contaba con gran entusiasmo de su cita

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Era mediodía, estaban fregando los plato, sus manos sumergidas en el lavabo lleno de agua jabonosa mientras su papá le contaba con gran entusiasmo de su cita.-...le encanta hacer camping en invierno, dice que las estrellas del norte se ven más intensas y el atardecer se torna violeta. Le he dicho que iríamos uno de estos días.-

-Eso es fabuloso, papá.- le pasó un plato chorreante de agua.

Lo secó con el paño en sus manos.-Y tú vendrás.-dijo.

Le miró atónita. -¿Qué?-

-Anna.-le reprendió con una mirada de cariño. Guardó la loza en la alacena abierta.

-Papá, no creo que sea buena idea. Es...-buscó la manera más delicada de decirlo.- un momento para ustedes dos. No voy a pegar ni con hierro fundido.-

-Fue idea de Joan. –dijo. Ella se le quedó mirando con asombro. Su padre se sonrió suavemente.- Te aprecia mucho, y quiere que pasemos un tiempo los tres juntos.-

Se alegraba tanto de que a Joan también le agradase como para incluirla en sus planes, pero, en ese momento tenía ciertas dudas. Se aclaró la garganta. -Papá, sé que voy a tener arcadas por esto, pero...-hizo una mueca algo asqueada de tener que siquiera pensarlo. -lo último que quieres es a tu hija presente cuando estés intimando con tu novia.-

Su padre se carcajeó. -No estamos en ese punto aún, cariño. Y, tampoco es mi novia. ¿Salimos formalmente? Seguro, pero recién vamos de camino a la segunda cita.-

-Exacto. –acentuó con un dedo mojado.- Y, no me quieres allí.-

-No se discute más. –le tendió la mano para que le pasara el otro plato. - Tienes que hacer ejercicio y el aire puro de la naturaleza te vendrá perfecto.-

Ella puso trompa. -Vale, pero te lo advertí.- le entregó un plato chorreando agua sobre la mesa.

Terminaron y ella fue directo a incubar al comedor con su nueva lectura. Jane Eyre. Se sentó en el sofá apartando el cuaderno de dibujos dónde se había pasado la mañana escribiendo, y se acomodó. Poco rato después, oyó a la voz de su padre en la entrada de la habitación. - También me comentó que tiene una enorme colección de libros. –pausa.-Pensé que te interesaría saber.-

No se volvió en el sofá. Le oía subiendo la escalera, con esa sonrisa de saber que la había tentado. Maldijo silenciosamente, odiando lo tan bien que su padre le conocía. Ahora no podía dejar de pensar en ello.

 Ahora no podía dejar de pensar en ello

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