La Rosa De Mi Enemiga

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"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".
-Jorge Luis Borges

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La luz del anochecer se filtraba a través de la ventana, al igual que el aire frío de la temporada actual. Pero el viento no era el problema actual.

Edson caminaba de un lado a otro, angustiado por no poder resolver el problema de que estaba pasando con los cultivos del pueblo. Estábamos desesperados por encontrar una solución, no solamente nos estábamos empezando a quedar sin comida, también la economía estaba en peligro.

Mi hermano se dirigío hacia mi, notando la desesperación en sus ojos. —¿Estas segura que no encontraste nada?

—Segura, busque algún rastro de pisadas pero nada. Deberíamos poner alguna reja o cámara. —Propuse, recordando como las ciudades del reino tenían eso incluso en sus hogares. Era una nueva tecnología.

—No podemos gastarnos el poco dinero que tenemos en eso. E inclusive si quisiera, ni siquiera nos alcanzaría con lo poco que tenemos. —Reclamo Edson, señalando el poco montón de monedas de oro que teníamos, una pequeña bolsa que sólo nos alcanzaba para mantener a la gente viva.

—Entonces que alguien se quede a vigilar. Día y noche. —Sugerí, dispuesta a resolver este problema en cuanto antes.

—Ya lo intente. Varias veces e inclusive demás gente lo intento. La mayoría se quedan dormidos o no alcanzan al ladrón. Sinceramente no estoy con las energías suficientes para seguir a . . . quien sea que se esté robando la comida. —Exclamo Edson, frotándose la cara con una mano ante su cansancio. Era obvio que estaba cansado, se notaba por sus ojeras de no dormir en días.

Suspire con pesadez, claro que yo podría intentarlo. Tenía el sueño ligero y me despertaba de inmediato, lo malo sería dependiendo de quien sea el ladrón.

Y bueno, una mujer sola persiguiendo a un ladrón potencialmente peligroso y rápido no es buena idea para nadie.

Pero, sinceramente, ¿A quien le importaba eso? A Edson seguramente, pero yo no era mi hermano.

—Yo puedo vigilar esta noche. Atrapo al ladrón, la comida y cultivos regresan, la economía vuelve a su normalidad y final feliz sin ningún lastimado. —Dije con la la seguridad que todo saldría bien, espero, ojalá.

Vi la duda en el rostro de mi hermano, quien me miró unos momentos para después mirar el suelo.

—Alamea, no estoy seguro que sea una buena idea. ¿Que tal si es alguien armado?

—Entonces tendrás que vestirte de tiburón en mi funeral. —Dije con humor, no iba a desaprovechar la oportunidad de poner a Edson triste y vestido de algo ridículo.

Él solamente rodó los ojos con molestia, sabiendo perfectamente que era difícil que yo me tomara enserió mi vida.

—Si lo vas a hacer, prométeme que tendrás cuidado.

—No prometo nada. —En cuanto dije esto último, mi hermano rodó los ojos, quizá arto de mi increíble y genial humor.

Realmente me gustaba hacer bromas hacia él, normalmente me mantenía calmada y seria por mi importancia en el pueblo, pero desde que Edson tuvo la responsabilidad de líder supe que ya no volvería a ser como antes, era algo raro verle reír.