Aún era temprano pero algunos miembros de prensa ya preparaban sus cámaras y micrófonos, otros repasaban las preguntas que harían para sus entrevistas haciendo ejercicios para su dicción. Todo era activo, gente caminaba gritando indicaciones y se veían ocupados, sobre todo los encargados del cine que tenían que tener todo listo mucho antes de la hora indicada, pues brindarían sus servicios a grandes personas que esperaban que luego los recomendasen.
Roier y Osvaldo estaban al frente del cine, más específicamente en el techo de un restaurante que daba una vista completa del lugar, comían algunas papitas que compraron en el camino junto a algunas bebidas rojas.
Comían con sumo cuidado pues temian que sus trajes se mancharan, por eso cada papita que se la llevaban a su boca reposaban una de sus manos por debajo de su quijada. Mientras ese ciclo se repetía admiraban toda la escena que tenían frente a ellos con tranquilidad.
El de camisa roja término de tomar su bebida, posicionándola a su lado después.
—Ya van a ser las 5...
—Ajá...
—... Y no llegan...
—Roier faltan dos horas. —Recordó el mayor terminando su última papita.
El mencionado suspiró.
El aburrimiento cada vez era más notorio, ya se habían acabado tres bolsitas de papas y todo seguía igual, ningún movimiento sospechoso que indicara que ya habían llegado, solo quedaba esperar mucho más.
—¿Vamos a abajo?. —Habló de repente su amigo.
El castaño dirigió su mirada hasta él y asintió, no tenían otra cosa que hacer, quizás no tendrían que haber llegado tan temprano.
Se levantaron de su lugar recogiendo sus bebidas y bolsitas, dejando totalmente limpio el lugar, y asegurándose de ello se fueron hasta la puerta que los llevaba a unas escaleras.
Bajaron sintiendo diferentes olores de diferentes comidas, ninguno atrayente ya que no tenían apetito.Ambos trabajaron durante un tiempo en ese lugar, por lo que todos los trabajadores ahí los conocían y los dejaban visitar el restaurante de vez en cuando, se habían ganado el cariño de muchas personas en esa nueva ciudad que poco a poco crecía más, obteniendo algunos beneficios por ello, claro, siempre estando agradecidos con eso.
Salieron por la puerta tras despedirse de todos con un movimiento de manos.
—¿Me esperas tantito boiler? Voy a intentar algo... —Preguntó acomodándose sus lentes.
El castaño lo pensó, era repentino que pidiera eso.
—¿Bueno?... Te espero en... —Miró a su alrededor buscando un lugar. —Sabrá Dios, me llamas cuando regreses.
—Va! —Aceptó.—Voy a visitar al Pol, le quería hacer una pregunta desde hace rato.
<<Ah... >>
—Pero entonces voy contigo Osvaldo... —Pidió fijando su vista en su amigo, que a los segundos lo vio desaparecer corriendo hasta el cine.
—¡Le envío tus saludos!
Se quedó quieto tras el repentino movimiento rápido sin saber que hacer, tras unos segundos después se quitó sus lentes de sol y los guardó, había decidido que lo esperaría fuera del establecimiento e iría ocupando su lugar.
Se estaba dirigiendo a pasos tranquilos cuando por el rabillo de su ojo observó como dos señoritas venían en dirección al mismo lugar muy apresuradas y...
No, no le iban a quitar el puesto de llegar primero a su sitio.
Tomó todas sus fuerzas para correr hasta la barandilla que ya separaba la alfombra roja y logró acercarse a ella antes que las otras, había sido el primero como se lo propuso.
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𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘳 |[ˢᵖᶦᵈᵉʳᵈᵘᶜᵏ]|
FanfictionUna trágica, lamentable y perfecta obra de teatro se había logrado, con tres inolvidables actos: Un amor no correspondido. Un amor prohibido. Dos muertes. Un castaño pensó que al menos había muerto junto a aquel maravilloso azabache, y que quizás...