ᴄᴀᴘ. 006

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Era un ambiente muy activo, los flashes de las cámaras no paraban, los gritos del público cada vez aumentaban más, y había mucho movimiento a sus costados, diferentes fans trataban de llegar lo más cerca posible hasta el actor que estuviera frente a ellos.

Empujaban y jaloneaban en el momento, con el único objetivo de hacerles llegar regalos u obtener algún autógrafo.

Roier y Osvaldo entendían muy bien ese sentimiento, pero ahora siendo adultos "responsables y maduros" debían comportarse como si a la mayoría de los famosos ya los conocían, siendo una completa mentira, y guardando en su interior la sorpresa y felicidad que sentían al verlos pasar.

En esos momentos, para su suerte, ambos conocían a la gran persona que ahora ingresaba por la alfombra roja empezando a saludar a su público.
Los jóvenes trabajaban con el actor, como extras, pero, actuaban junto a él en algunas ocasiones. Cruzaban palabras de vez en cuando, e incluso compartían cafés cuando las grabaciones eran de madrugada.

Era lo más lejos que habían llegado en su lista de conocer a alguien famoso, y por supuesto estaban muy agradecidos y orgullosos.

Salió de sus pensamientos al sentir un toque insistente en su hombro, se sobresaltó volteando por completo hasta ver quién era la persona que lo había hecho. Cuando giró su cuerpo, encontró una mirada cristalizada a segundos de derramar algunas lágrimas.
Abrió sorprendido sus ojos con ahora preocupación.

— ¡Por favor, dale esto a De Luque, por favor! —Gritó una niña de al rededor doce años, en súplica entre todo el fuerte bullicio, y frente a ella posó una cajita dorada con detalles negros.

El objeto fue tomado de inmediato, tras casi caer al piso, junto a los muchos pares de zapatos que se movían entre sí, la niña había sido empujada hacia muchísimo atrás de todos.

El castaño quedó algo estático por aquel momento repentino momento. Parpadeó algunas veces y volvió nuevamente a su antigua posición.

Sucedió en segundos, pero lo vivió como una dramática escena de largos minutos en una película.
Resultandole inevitable, anotó mentalmente las emociones que sintió, los gestos que hizo y observó de la dueña del regalo, para alguna escena parecida que tal vez tendría que hacer en un futuro.

Luego de terminar los apuntes en su mente; observó la cajita que tenía en sus manos y a su mente llegó un rápido recuerdo: Cuando él era un niño pequeño, que con muchas lágrimas en sus ojitos, trataba de respirar entre toda la multitud que lo aplastaba para poder llegar hasta el mismo actor con el que ahora trabajaba, quitándole algunos años.

Había perdido de vista a su padre, por querer hacer llegar a las manos del actor, el sombrero de vaquero que tenía como regalo por su nueva película.

Roier había asistido a una premier de De Luque, cuando era pequeño. Las súplicas hacia su padre de viajar hasta otra ciudad para poder conocerlo funcionaron, pero definitivamente aquellos días no fueron como esperaba, cuando por un par de horas, que se le hicieron eternas, perdió a su padre por el actor que no pudo llegar a alcanzar o saludar.

Nuevamente llegó a tierra firme, junto a una promesa nueva para cambiar aquella trágica situación parecida a la de su niñez, dada hacia la niña que le había confiado aquel regalo.

Se decidió por guardarlo en uno de sus bolsillos dentro de su saco oscuro y juró dárselo personalmente a De Luque, cuando el panorama de este estuviera más tranquilo, ya que este ya staba muy lejos cómo para dárselo ahora.

En unos movimientos rápidos, logró completar su tarea, para volver a mirar frente suyo.

Apreció como el peli negro ahora se dirigía hacia la señorita que lo entrevistaría, posándose a su lado mostrando una gran sonrisa y un leve levantamiento de cejas.
Sucedió lo típico, saludos, preguntas, respuestas, agradecimientos e invitaciones a ver alguna película suya.

𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘳 |[ˢᵖᶦᵈᵉʳᵈᵘᶜᵏ]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora