𝐛𝐨𝐝𝐲 𝐥𝐚𝐧𝐠𝐮𝐚𝐠𝐞.

283 24 2
                                    

La escena que había vivido podría ser tranquilamente un edit de Tik Tok. Por un segundo recuerdo haber pensado "este es el momento en el que se va a enamorar de mí", sabía que la historia así lo demandaba.

Parecía que cuando sus ojos me cruzaron entre ese mar de gente, sentí que perdía todo contacto con la humanidad y me metía en sus ojos. El destino nos estaba por volver a unir de alguna manera, yo sentía eso. No se mira a cualquiera de la forma en la que él lo hizo, al mismo tiempo sentía que sería 0 probable que algo pasará, pero la emoción de imaginarlo no me lo quitaba nadie.

Claro que a cualquiera de nosotros nos gustaría vivir una historia de amor de la mano de un prodigio deportivo como lo es Max Verstappen, pero desde que lo miré me di cuenta de que con esos ojos tan azules algo malo tenía que tener, pero como cualquier hombre que conozco, ya le había puesto mis expectativas arriba y me tuve que dar la cabeza muchas veces contra el muro para entender que él siempre había sido un factor de peligro para mi corazón y mi vida.

Compartir un sentimiento, un lenguaje y un mundo con alguien que se autoexige constantemente no era miel sobre hojuelas. Sí era admirable y me derretía pensando en lo inteligente y hermoso que podía ser, pero había mucho que las cámaras de Netflix no alcanzaban a ver de Max. Y yo era una de ellas, el secreto mejor guardado de Max Verstappen no estaba en su infancia dura, ni en el monoplaza que manejaba, no estaba en el agua de coco que tomaba o en la concentración que hacía antes de las carreras; yo me estaba por convertir en ese secreto mejor guardado del Tricampeón de la Fórmula Uno. Pasando el paddock en aquel tráiler de Red Bull iba a estar yo, mientras afuera solo había olor a llanta quemada y motores calientes. Ahí siempre estaba yo, siguiendo a un hombre que jamás iba a mover un hilo por mí.

Probablemente hoy puedo admitir que conocerlo está en mi top 10 experiencias más extraordinarias. Este era el crossover de los mundos que nadie vio venir cuando las miradas de ambos se cruzarnos a la distancia. Ahí entendí que no iba a quedarse con ese "momento" que tuvimos, porque el caprichoso Súper Max, el Golden Boy de la F1 no se iba a quedar con esos 5 segundos en que nuestros mundos se conectaron.

Y spoiler, para él jamás fue suficiente.

(...)

"Tututuru Max Verstappen..."

Había gente al lado mío gritando y cantando eso que parecía muy pegadizo. Me reí un momento por la pasión que tenía toda esta gente.

Y mientras Abu Dhabi era testigo de verlo convertirse en el campeón del mundo, yo lo estaba viendo de lejos. Miles de fanáticos y todo el equipo de RB estaba festejando con el neerlandés.

Con Ian estábamos en un buen lugar cerca del pódium, con decirles que llegamos a recibir unas gotitas de champaña.

—Bueno... al menos tu amigo quedó segundo—Ian me codeó para que levantará la mirada y los ojos de Charles se cruzaron con los míos.

Se sintió raro, pero genuinamente estaba feliz por ese chico que prácticamente no conocía.

Charles me sonrió, y como si fuera un nene chiquito, me saludó moviendo la mano con rapidez y señalando el trofeo que tenía en las manos. Yo por mi parte, me morí de ternura, y le devolví el saludo.

Había cámaras por todos lados grabando el pódium, y ahora habíamos quedado en evidencia con Ian. Papá tarde o temprano se iba a enterar que mi hermano rompió la concentración, pero había válido totalmente la pena.

—Me da tanta felicidad verlo tan contento—Admití mientras veía que Charles empezaba a saltar y abrazarse con los pilotos de Red Bull.

—Te digo que te vayas preparando para mañana porque vas a salir en todos lados con tu novio nuevo—Chasqueé la lengua cuando escuché a Ian y negué con la cabeza.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐁𝐎𝐘𝐬 (𝐟𝟏-𝐬𝐜𝐚𝐥𝐨𝐧𝐞𝐭𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora