͏: soy fuego.

434 21 0
                                    

SOY FUEGO !!!
jeongsung : jeongin top + han bottom.
inspirado en soy fuego (soundtrack de rosario tijeras), leve mención a armas y violencia.






jisung caminó despacio por la pista, muy lento como si fuese una serpiente deslizándose en busca de su presa, una felina sonrisa en su rostro cuando sus ojos conectaron con los del hombre que le miraba lujurioso. tentación, eso era, una tentación con acaneladas piernas que despertaban los deseos de todos, apenas llegó a su lado entonces envolvió sus manos en el cuello del hombre.
alguna canción lenta sonaba de fondo, no le importaba memorizarla por completo, por lo que solo movió su cuerpo al ritmo de la melodía.

— ¿se han caído los ángeles del cielo esta noche? — rió el hombre en lo que rodeaba su fina cintura. — soy jong suk, cielo.

— jisung.

no fue necesario mucho. era un experto en seducirlo de alguna manera, para posteriormente, con una bala silenciar sus vidas. esos besos con sabor a muerto, solían decir. porque jisung era fuego ardiente, era pasión que caminaba encarnada en un chico.
sus caricias eran lentas, suaves, tentadoras mientras guiaba al hombre por los oscuros pasillos de la discoteca en la que se encontraban, con el humo mareando a todos y con el sabor a trago en sus lenguas que casi podía aspirarlo como si fuese polvo; entonces sus ojos se cruzaron allí por primera vez: cabello oscuro y ojos almendrados, hipnotizado. han no le apartó la vista al chico, era como si todo a su alrededor se detuviera por un segundo y el rubio frente a él estaba casi igual, se dieron sonrisas cómplices como quienes saben un secreto antes que los demás.

— ¿vienes, cariño? — murmura jong suk mientras tironea de su mano, le quiere guiar a los pasillos. — es mejor que estemos acá, para que tengamos más privacidad.

— ¿si, papasito? — se ríe coqueto mientras le aparta la mirada al otro chico, siguiendo el juego del hombre que se encuentra con él—, yo con usted desde hace mucho quiero tener privacidad.

— por qué no me lo dijiste, precioso, yo te traía cuando quisieras.

han solo se ríe, fingiendo por supuesto, es tan experto en mentir como lo es en seducir. de pronto el escapulario en su cuello y en su muñeca empiezan a pesar, con el peso de la culpa que lo ha seguido desde hace tantos años, el nudo de nervios en su estómago y el ligero temblor pero incluso así no se deja vencer porque lo ha sentido tantas veces; no le sorprende entonces cuando caminando por el pasillo llegan al baño, en donde se encierran y en donde el hombre de inmediato toma su cintura para acercarlo más hacia sí mismo, en un desespero de sentirlo y solo se deja hacer, despacito y con gusto, con las sonrisas coquetas de antes y los besitos tímidos que finge. esos besos que saben a muerte.

si ojos tienen que no me vean, piensa han, cuando empuja ligeramente al hombre a la pared, besándolo con más pasión.

si manos tienen que no me agarren, vuelve a pensar, cuando su diestra entonces se mete despacio por la cinturilla del pantalón de tiro bajo.

si pies tienen que no me alcancen, insiste cuando siente la agarradera posterior helada del arma, mientras sigue besando a jong suk.

no permitas que me sorprendan por la espalda, vuelve a insistir cuando saca el arma y entonces sin pensarlo dos segundos quita el seguro, tirando del gatillo una vez.

una bala atraviesa el abdomen del hombre que no alcanza a reaccionar, llevado por la lujuria y el alcohol quizás alguna droga, cae al suelo con un quejido seco que es camuflado fácilmente con el ruido de fuera.

— ¡maldita perra! — se queja jong suk en el suelo, sosteniendo su abdomen. la sangre es abundante en la tela de su camisa y hace un amago de sacar su arma también.

entonces jisung vuelve a apuntarle con determinación: — ¿crees que al Rey le gustaría que me hables así? me parece que no, pero aquí te dejo el recadito, malparido.

no lo piensa ni una vez más, y entonces otra vez tira del gatillo, esta vez la bala acierta en la cabeza del hombre, llenando de sangre la pared. a jisung le puede importar menos, porque está igual de caliente que el cañón de su arma, alivianado entonces se besa el escapulario del cuello y también el de la muñeca; pone seguro al arma y la guarda en su lugar para después salir del baño. se pierde entre la gente de nuevo, dispuesto a huir como siempre entonces sus ojos chocan otra vez con el rubio de antes, él está apoyado en un pilar, con una sonrisa tentadora como si estuviera esperándolo.

por primera vez, entonces jisung duda, sus pasos tiemblan cuando se acerca a él.

— y tú de dónde saliste, parece que me caíste del cielito. — le sonríe el rubio mientras desliza sus dedos por el fino rostro de han.

— más bien salí del infierno, bizcocho.

ambos se ríen y no se detienen un segundo cuando jisung rodea su cuello y busca sus labios con desespero, es desespero apasionado cuando sus dedos buscan su cabello desordenado y entonces jadea contra la boca del rubio que rodea su cintura, ambos se besan bajo todo el humo, la droga, la calentura y el deseo animal. como imanes que no se separan, se muerden los labios hasta sentir el sabor a hierro.

jisung huele a peligro, huele a muerte y a sangre, huele a balas, a esas que bendice con rezos antes de salir en la oscuridad de la noche, como la muerte misma, vestido de negro y con los ojos filosos. ese chico hermoso de cuerpo excitante que es peligroso, cualquier hombre que se encuentre a su lado debe cuidarse las espaldas porque jisung es malo. es la muerte misma caminando en el mundo de los vivos con el olor a humo y aguardiente.

pero allí en los brazos de ese chico rubio que parece salido del cielo entonces puede permitirse arder en pasión.

cuando se separan del beso, entonces jisung se ríe al notar con claridad el anillo brillante en su anular izquierdo.

— fui tu regalito de soltero entonces. — murmura mientras chupa su labio inferior. — me llamo jisung.

— yang jeongin, príncipe.

ambos se sonríen cómplices igual que la primera vez que se vieron, pero se ven interrumpidos por gritos, un chico de cabellos violeta aparece en su campo de visión y parece desesperado.

— ¡jeongin, hombre! por poco te me pierdes en la discoteca, yuna está cabreada porque no apareces, ya de seguro se pensaba que te habías ido con alguna moza. — se ríe el hombre dándole una palmada a jeongin y entonces advierte la presencia de jisung, su sonrisa se borra. — ¿y? te estamos esperando todos en la mesa.

la mirada de jeongin se alterna entre jisung y el otro hombre.

entonces los gritos de varios hombres en el pasillo por el que acababa de salir el más bajito le advierten que debe irse, de seguro descubrieron el cadáver. por lo que recuerda su camino principal y se separa, bajo la encantada mirada de yang y su amigo, sonríe y abandona el lugar, mezclándose entre el humo y la gente. caminando como si modelara ese cuerpo tan excitante, engañando a quien sea con su apariencia, meneando las caderas, despidiéndose con la mano y con esos ojos almendrados y brillantes. esos que encantaron a jeongin quien parece derretirse con solo eso.

— ¡dios mío, chan! ¡por ese chico yo me hago matar! — chilló tocándose los labios.

esa belleza salvaje que lo abandona, esa belleza salvaje que es capaz de encenderlo a bala.
entonces allí, yang jeongin se dio cuenta que había firmado su sentencia de muerte sin saberlo.

you can be the boss      ♥︎     jisung harem.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora