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El casi no tenía amigos, los que tenia eran los hijos de las amigas de su madre pero no le agradaban casi, así que no contaban como sus amigos.

Aun que el tampoco buscaba tener amigos, eran pequeñas personas que exigían atención qué el no quería dar por que prefería estudiar y prepararse para cuando fuera adulto.

-Joshua cariño, baja por favor -Escuchó la voz de su madre desde el pasillo y suspiro guardando sus libros de inglés.

Se acomodo su ropa, siempre procuraba andar muy bien vestido y limpio, sin ninguna arruga ni mancha; bajo las escaleras poco a poco y llego al lado de su madre, la mujer le puso las manos en los hombros y lo hizo pararse frente a ella, mirando a una señora.

-Mira Saha, este es mi hijo Joshua tiene 10 años, y no da mucho problema así que no te preocupes por trabajo extra de limpieza, por que este caballerito de aquí no te dará problemas -El niño estiró su mano frente a la mujer para estrecharla, su padre le había enseñado a saludar de esa manera.

-Un placer Joven Hong -La señora entendió su saludo y tomo su mano, Joshua sonrió de lado pues los adultos solían ignorar su saludo -Espero que no tenga ningún problema con mi pequeño Min, señora -¿Pequeño? Joshua busco con sus ojitos cualquier "pequeño" que estuviera a su alrededor, no quería mocosos molestos a su alrededor ni en su casa.

-Por mi no hay problema, mientras no rompa nada, ni tampoco ande en las habitaciones todo estará más que bien Saha -Murmuró su madre mientras le sonreía a la mujer -Bien, ¿Entonces nos vemos mañana?

-Si señora, mañana vendré a temprana hora con mis cosas para poder empezar -Joshua volvió a estirar su mano y despedirse -Nos vemos mañana joven Hong.

-Hasta mañana señora -Menciono mientras veía a la mujer irse por la puerta de su casa -¿Es nuestra nueva sirvienta? -Pregunto mirando a su madre antes de volver a su habitación, la mujer asintió y él se fue.

Casi no hablaba con ella, ni con su padre, apenas y los veía a la hora del desayuno antes de irse al colegio o a la hora de la cena, cuando el terminaba y ellos apenas iban llegando de donde quiera que habían ido.

Tal vez el si necesitaba amigos, unos que lo acompañarán al museo o la tienda de legos, que fueran a su casa para jugar un rato en el patio o para nadar en esa enorme alberca que tenían, que comieran las palomitas que a él no le gustaban mientras veían una película en el cómodo sofá de huevito que tenía en su habitación.

Así que cuando la nueva sirvienta llegara, él se volvería su amigo; ella lo podia acompañar a donde el quisiera, era parte de su trabajo, también podía quedarse a su lado viendo una película y lo mejor era que vivía con él, por lo que podían incluso desayunar juntos si el así lo deseaba.

^.^

-Vamos a desayunar Joven Hong -Ordenó una de las empleadas de su casa, Joshua había terminado de peinarse y tomo su mochila para bajar finalmente -La nueva preparo su comida favorita Jovencito, dijo que usted había sido amable y que merecía ser consentido.

Joshua casi no hablaba con los empleados, ellos lo trataban con mucha delicadeza, como si fuera a romperse, por eso no eran sus amigos y murmuraban tras de él diciendo que era un estirado; el no era muy alto, así que no entendía por que le decían estirado.

-Buenos días Joven, en el comedor o en la cocina? -Pregunto el encargado de los empleados, Joshua suspiro tras escucharlo, eso significaba que sus padres no estaban.

-Comedor -Murmuró y dejo su mochila a un lado de la escalera para caminar hasta el comedor.

Tomo sus alimentos en silencio, demasiado silencio; sus padres no solían hablar con él cuando estaban pero hacían ruido tomando jugo o cuando la cuchara golpeaba los platos, uno de sus empleados lo veía parado casi a su lado en el comedor.

Príncipe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora