𝙩𝙝𝙚 𝙖𝙡𝙥𝙝𝙖 | Seunghee/Seungso

one

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Seunghan  esta agitado y caliente encima de él, Sohee solo suspira en su boca y mueve sus piernas un poco más, deseando poder estar aún más cerca del mayor. Ambos todavía están vestidos, aunque los dedos de Seunghan  han estado recorriendo la línea de piel justo en el borde de la cintura de los pantalones de Sohee.

Rogaría si pensara que eso haría alguna diferencia.

Pero por ahora, esto será suficiente; el deslizamiento resbaladizo de sus bocas juntas, sus cuerpos apretados desde sus muslo hasta sus pecho, la habitación está perfumada absolutamente a ellos, sus feromonas transmiten a gritos su excitación. Habían esperado hasta que la familia de Seunghan  se fuera el fin de semana antes de atreverse siquiera a tocarse, siempre estaban luchando por mantener sus olores lo más apagados posible, pero con la casa para ellos solos durante los próximos días, no hay razón para ocultar que Sohee es un omega, un omega que está terrible e irrevocablemente enamorado de Seunghan.

Y a quién le gustaría, preferiblemente, que Seunghan  lo tomara en todas las formas que pudiera.

Gime suavemente desde el fondo de su garganta y levanta sus caderas contra Seunghan

—Me vas a matar— dice Seunghan tratando de sonar acusatorio; la acusación se suaviza por la respuesta que siente de parte de Sohee.

En represalia, se inclina y muerde las glándulas odoríferas de Sohee, el sonido que sale del fondo de la garganta del contrario sería francamente vergonzoso si estuviera con alguien además de Seunghan, y tal como están las cosas, el ruido simplemente estimula al alfa, quien prácticamente gruñe y comienza a frotarse entre las piernas vestidas de Sohee.

A pesar de la incómoda cantidad de tela entre ellos, la polla de Seunghan es caliente y dura.

—Por favor— suplica Sohee incómodamente mojado, sus boxers absolutamente empapados de lubricante, la sensacion de apretarse alrededor de la nada produce un dolor tan intenso que es casi insoportable.

Seunghan gime, muerde con más firmeza la glándula olfativa de Sohee y sus caderas siguen moviéndose, fluidas y rápidas; La fricción es deliciosa y, sin embargo, está muy lejos de lo que Sohee realmente quiere.

La respiración de Seunghan  se vuelve más pesada, sus caderas comienzan a chasquearse más bruscamente.

Alguien llama a la puerta.

Seunghan  salta lejos de él y Sohee se sienta tan pronto como puede mientras su corazón late en sus oídos. Al principio es demasiado consciente de su propia excitación frustrada como para darse cuenta de que se supone que no debe haber nadie en la casa.

Un segundo golpe vuelve a ser más fuerte.

—¿Sí?— Seunghan  llama con una voz que es todo menos firme.