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El olor de la tierra y el césped mojado hundirse bajo sus pies lo llenaba de adrenalina. Sus ojos se paseaban por entre los árboles, los cuales se veían aterradores a la hora de la noche con la luna alumbrando superficialmente.

¿En donde te ocultas maldito demonio?

Una carcajada emocionada escapó de sus labios. Su cuerpo se giró por reflejo al sentir una presencia extraña por detrás. Ahí estaba la asquerosa rata sonriendo mientras mostraba con prepotencia sus colmillos afilados, posando con orgullo debido a sus delitos cometidos momento antes de que el cazador llegara, las ancias que traía consigo el pelinegro por matar aquel vampiro eran indescriptibles.

— Hmm, no te estaba esperando a ti, sacerdosito. —la voz del vampiro hacía juego con su porte relajado. De un pronto a otro se había movido de su posición hasta llegar frente a frente con el cazador.

Es veloz. Pensó.

— ¿Esperabas a alguien más? —El vampiro se encogió de hombros, saboreando sus labios con su lengua.— Te crees muy digno para enfrentar al maestro Geto.

— Eso y más. —el demonio atacó sus manos dejando salir sus garras filosas, con la mayor intención de clavarlas en el chico. Aquellos ojos deseosos de sangre no eran para tomarlos a la ligera.— Podría  arrancarle la cabeza tan fácil como a la de un niño, lo digo por experiencia.

— No sé que te hace peor; matar niños y tenerlo como experiencia o creerte tanto como para vencer al maestro. —lo observó de arriba hacia abajo, dándose la libertad de juzgarlo. — Agradece que yo haya venido y puedas divertirte un poco en una batalla, con el maestro Geto no habría sucedido tal cosa. Eres afortunado.

Ante la burla directa, el vampiro dejó escapar una risa sin gracia. Levantó el brazo con intenciones de dirigir un gran  golpe hacia el joven. Antes de que el impacto llegara a pasar, el chico atrapó el puño con ambas manos logrando lanzar al enemigo tan lejos.  Un poco de sangre brotó de sus muñecas debido a las uñas largas del enemigo.

Después del impacto, una voz agitada detrás del cazador llegó a sus oídos.

— ¡Fushiguro! —el de hebras oscuras respiraba con rapidez debido al movimiento brusco de antes. Su pecho se elevaba de arriba hacia abajo, aún así, su cabeza giró y vislumbró a uno de sus compañeros llegar con rapidez.— ¿Lo encontraste?

Este no era el momento para preguntar.

— Así es. Aún sigue con vida, pero no por mucho.

El contrario comprendió y se alejó lo más lejos de aquella pelea.

Con velocidad Megumi sacó de entre el interior de su chaqueta una estaca afilada qué desprendía un aura repelente, y se debía a que todas las armas que se utilizaban para atacar, estaban completamente bendecidos por Dios.

Justo a tiempo, el vampiro regresó para arremeter siendo esquivado varias veces por Megumi.

— No le temas a mis golpes. Acércate un poco más.

Inesperadamente Fushiguro fue sujetado del cuello con rudeza, impidiéndole el paso del aire. Ante esto su cuerpo fue lanzado con brusquedad al piso y su cabeza rebotó ante el impacto.

Apretó sus dientes pero su visión estaba temblorosa, y una punzada en su nuca lo inundó por completo.

— Ahora te vez tan miserable. —habló el vampiro mientras sacaba más sus
colmillos con intenciones de succionarle la sangre.— Que triste que tu amiguito te vea morir en esta situación tan vergonzosa.

Por el rabillo del ojo logró ver a su compañero acercándose con rapidez.

La mano en donde Megumi sostenía la estaca fue maniobrada de arriba hacia abajo. Clavándose profundamente en el cuello del vampiro. Un gran río de sangre se escapó del orificio manchando el rostro de Fushiguro.

VERRATER | satosugu - osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora