Querida Haerin,
Me sumerjo en la agonía de mis propios pensamientos mientras escribo estas palabras, sintiendo que cada letra es un eco de un amor que nunca podrá florecer. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que compartimos palabras, y este silencio ha dejado mi corazón en un oscuro rincón, latiendo al ritmo de un amor no correspondido.
Amaba tantas cosas de ti que nunca tuve el valor de expresar. Amaba la forma en que tus ojos se iluminaban como los de un gato curioso, tus parpadeos lentos que parecían marcar el tiempo de nuestro encuentro, tu manera de hablar y tratar a las personas con esa mezcla única de gracia y autenticidad. Adoraba tu voz, dulce y melodiosa, tanto al hablar como al cantar, y tu manera de bailar, como si cada paso fuera una expresión de la libertad que solo tú conocías.
Recuerdo claramente aquel día en el que decidí abrir mi corazón y confesarte mis sentimientos. Fue un acto de vulnerabilidad, una rendición total a la verdad de lo que había estado llevando en mi pecho durante tanto tiempo. Pero, en lugar de encontrar consuelo en tus ojos, me enfrenté a las palabras más crueles que jamás habías pronunciado.
Las lágrimas que derramé ese día no fueron solo por el dolor de un amor no correspondido, sino también por las heridas de tus palabras, cortantes como cuchillas afiladas. Me dijiste cosas que aún resuenan en mi mente, palabras feas que perforaron mi alma y dejaron cicatrices más profundas de las que puedo expresar.
Y ahora, al ver que eliges a alguien más, alguien que no te ama ni valora tu esencia, mi corazón se rompe en pedazos. ¿Cómo es posible que elijas a alguien que no te da lo que mereces? ¿Cómo puedes entregarte a alguien que no ve la belleza que hay en tu ser?
Haerin, la carga de ese día se ha convertido en una sombra que se ha proyectado sobre cada intento de seguir adelante. Traté de dejar de amarte, de ahogar mis sentimientos en el vacío de la indiferencia, pero cada rincón de mi ser aún retiene los ecos de un amor que nunca fue bienvenido.
Hoy, en esta carta de despedida, no solo estoy renunciando a un amor imposible, sino también al tormento de intentar ganar tu afecto. Mi corazón, gravemente herido, necesita la paz que solo puede encontrar al renunciar a esta batalla perdida.
No obstante, quiero que sepas que mi amor por ti ha sido auténtico, a pesar de las espinas que plantaste en él. Esta despedida no es solo un adiós al amor no correspondido, sino también a la esperanza de que algún día puedas comprender el dolor que causaste.
Te deseo todo lo mejor en tu camino, aunque el mío se desvanezca en la oscuridad. Que encuentres la felicidad que mereces y que las palabras hirientes que pronunciaste aquel día no se reflejen en tu propio reflejo.
(...)Minji se encontraba en su habitación, lágrimas surcando sus mejillas mientras escribía la carta con dolor. El papel se humedecía con sus lágrimas, reflejando el tormento que se agitaba dentro de ella. Cada palabra era un acto de liberación y resignación, una rendición al peso de un amor no correspondido.
Con la carta en mano, Minji se dirigió hacia la casa de Haerin. La lluvia, cómplice de su dolor, caía con intensidad. Al llegar, dejó la carta sobre el pequeño buzón que había sobre la puerta, una ofrenda silenciosa a los fragmentos rotos de su corazón. Las gotas de lluvia se mezclaban con sus lágrimas, creando una sinfonía melancólica.
Minji, con una maleta en mano y una mochila al hombro, enfrentó el aguacero que le acompañaba. El agua resbalaba por su rostro, ocultando sus lágrimas en la lluvia que caía. Bajo el diluvio, con el corazón roto, emprendió un viaje hacia un mañana incierto.
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Tears and Farewell
RomanceHaerin pensaba que escribir cartas era tonto, y mucho menos se imaginaba que todo cambiaría con una absurda carta de su mejor amiga Minji.