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¡He vuelto!
Bienvenid@ a otra historia más sacada de esta cabecita mía. Antes que nada, darte las gracias por darme una oportunidad, incluso si no llegas hasta el final. Quiero avisarte del contenido explícito, tanto abusivo como sexual, que aquí se narra y que si inicias la lectura es bajo tu propia responsabilidad. Decirte que si ya me has leído antes, sabrás que es mi primera historia con temas de fantasía, así que ten paciencia y comprensión porque es la primera vez que me embarco en un género así (aunque la historia no es muy diferente a lo que suelo escribir).

Sin nada más que añadir, muchos besos y trozos de pizza.
¡Comenzamos!



Me costó un gran esfuerzo dar el último paso que me conducía a la explanada del bosque donde se celebraba la noche del enlace. No era mi intención festejar nada y menos aún buscar a mi mate, que era el propósito de tal fiesta. Yo no quería estar rodeada de miembros de otros clanes durante horas, ni mucho menos sentirme ansiosa al imaginar que en algún punto de la noche un chico se aproximaría a mí para reclamarme. Ya había pasado por eso los años anteriores y estaba cansada de ilusionarme para nada.

Me había quedado parada bajo las pequeñas bombillas que colgaban de los cables enganchados a los árboles, rodeando el claro en el que la inmensa multitud bailaba, charlaba y bebía. Todavía había tiempo de huir. Todavía podía irme sin haber sido vista. Todavía podía ahorrarme otro año entero en el que mis conocidos me daban sus condolencias por no haber encontrado a mi pareja.

—Avanza —ordenó mi padre.

No. No tenía opción. De haber venido sola, podría haberme escabullido sin ser descubierta, pero mi padre se negó a dejarme venir sin compañía. Decía que los años anteriores yo no había asistido a la noche del enlace en realidad y que por eso no tenía pareja aún. Y aunque por más que le dije que mi mayor aspiración era encontrar a mi mate, no me creyó ni por un segundo.

Desvié la vista hacia él, que me observaba con esa mueca de desprecio de siempre. No le gustaba que le desobedeciera y a mí no me gustaba lo que pasaba después si lo hacía.

—¿Me vas a obligar a repetirlo? —insistió, sin apenas paciencia.

Negué con la cabeza, asustada, y él asintió conforme cuando reanudé mis pasos.

A los ojos de cualquier humano, la noche del enlace podría parecer una gran fiesta cualquiera. Había música, bailes, bebida y montones de asientos para que los invitados pudieran descansar. Pero lo que yo podía distinguir, que los humanos no, era que casi todos los presentes estaban divididos en manadas. A excepción de unos cuantos que bailaban y conversaban, seguramente habiendo encontrado a su mate, los demás formaban grupos separados entre sí. Veía a la manada Bridge, la mía, cerca de la zona donde estaban las bebidas y a la manada Howl justo en el otro extremo de la explanada, junto a unos árboles. También a los miembros de Milby, reunidos alrededor de una de las hogueras, y a los Garden, sentados en el suelo rocoso del fondo. Habían tres manadas más de las que no recordaba el nombre por no ser cercanas a la mía, pero lo que sí recordaba era que faltaba una. Y, quizá, era mejor así.

El olor a hoguera aligeraba un poco el aroma a feromonas que los presentes emanaban y, probablemente, era el peor ambientador de todos del momento porque podía dificultar la hazaña de encontrar a tu pareja. Aún así, los que bailaban en el centro parecían no notarlo.

Mi padre y yo llegamos a nuestra manada. Más de veinte jóvenes de mi clan habían decidido venir a encontrar a su mate, los otros sólo querían pasarlo bien o acompañar al familiar sin pareja, tal y como había hecho mi padre conmigo.

El Privilegio Del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora