The last pill.

1 0 0
                                        

El día que nos dijimos adiós, fue el día en el que la luz de mis días se apagó. No hay destellos de lo que era, navego en una oscuridad llena de arrepentimiento, rabia y tristeza. 

Que irónico pensar que el borrador antes de este juraba poder contra todo... ¿Cómo le explico a mi yo del 2019 que no pude? ¿Cómo le explico que el estrés pudo más conmigo y me hizo creer que decirnos adiós era la respuesta a todo?

Todos los días me atormentan las ganas de decirte cuánto lo siento y que lo arruiné, que te fallé, que nos fallé; rompí aquella promesa en la que acordábamos no guardarnos nada y siempre decirnos la verdad, esas conversaciones incómodas que nos iban a llevar a una relación más sana. Creí que te protegía al no tenerlas. Y henos ahora. Contacto cero, dos extrañas que se amaban con locura.

¿Pero como hacer contacto 0 si mi mente no puede? ¿De qué me sirve evitar tus redes sociales y saber de ti si mi mente reproduce tu rostro cada que puede?

¿Cómo dejarte ir? Fuiste la persona que cambió para siempre mi vida, sin ti no estaría donde estoy ahora. No logro convencer a mi corazón de que no volverás, de que no te puedo buscar.

Me miento a mi misma diciendo que la puerta está abierta sin que yo la sostenga, pero no es verdad, aquí estoy, parada, a un lado de la madera entreabierta, asomando la cabeza cada tanto para recibirte... Y a veces me siento tan patética...

¿Por qué volverías? Nos sabemos la razón de nuestro adiós como si fuera la palma de nuestra mano, nos lastimé, no luché lo suficiente, no conversé lo suficiente, me ahogué en la cotidianidad de mi vida y creí que el salvavidas sería dejarnos ir.

Me encantaría poderte decir cuanto lo siento y lo mucho que me arrepiento, de verdad no te imaginas las veces que estoy a nada de dar click en llamar, las veces que busco tu chat, una lucha interna agotadora. Porque al final, cierro la aplicación de contactos y vuelvo a cerrar los chats archivados...

Porque ¿quién soy yo para alterar tu vida? ¿Y si tu supiste seguir adelante y lo menos que quieres es mi presencia no requerida? De verdad ¿quién soy? Ya lo hice una vez y dejaste claro que no buscabas involucrarte de ninguna forma. 

He llegado a la conclusión de que si una busca a la otra, quizá serás tu... ¿Por qué? Te preguntarás, simple, tu siempre haz sido la de mayor fuerza de voluntad, no conozco a otra persona tan comprometida con lo que se propone como tu. Y el día que nos dijimos adiós, fue muy claro cuando me dijiste que ibas a aplicar contacto cero desde el inicio y que si algún día lo rompías, sería porque ya no sería necesario. Yo solo lo hago porque no quiero entrometerme en el tuyo... Y porque también duele mucho saber de ti siendo espectadora. 

Y cuando tengo todos estos pensamientos, me dan unas desgarradoras ganas de decírtelo, porque quizá, –dejando a la esperanza gobernar– es algo que morías por saber... Pero también está la otra cara de la moneda, en la que quizá te molestas y me pides que no vuelva a buscarte... Y lo último que quiero en mi existencia es que tu me odies. Así que, termino escribiéndote mil cartas que jamás te llegarán, para sacarme del organismo mi maraña de emociones y sentir que de alguna forma, te lo estoy diciendo, como en este preciso momento.

Mi mejor terapia ha sido escribirte. Quizá algún día leas mis palabras, ya sea porque regresas... o porque llegaron a ti después de algunos años. 

Lo único que le ruego a la vida, a Dios, al universo, cualquier ente que tenga poder en mi vida, que algún día te enteres de lo mucho que me arrepiento y de lo mucho que te extraño. Y de lo mucho que te quiero buscar. Pero que no lo haré porque te amo y te respeto demasiado, y si yo ya no soy un bien en tu vida, no tiene sentido alterártela.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 26, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

MedicineWhere stories live. Discover now