Indignación

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Los personajes pertenecen a Masami Kurumada. La imagen de la portada no me pertenece, créditos al genial artista :D

Advertencias: Personajes OoC, comentarios y contenido sexual, un poco de modismos. Arantza es mi OC. Fic NO YAOI.

Como saben, aquí la lógica se sale por la ventana xD

Esta historia como todas las que escribo son regalo para mis dos pilares que me impulsan con sus comentarios para continuar escribiendo; Nyan-mx, Eramaan Viimeinen, esto es para ustedes :')

—Indignación—

Indignación; Sentimiento de intenso enfado que provoca un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial.

La vida se había encargado de enseñarle de la manera más cruel y sádica que existía que el ser curioso no traía nada bueno.

Ya lo había comprobado cuando tenía solo quince añitos y le pregunto a Shion quien sería su sucesor en el trono, y al saber la respuesta lo mató sin consideración alguna -en su defensa, queda decir que cometió ese acto bajo la influencia maligna de un bélico dios-. Ya después Aioros terminó siendo acusado de traidor y fue asesinado por Shura. Aioria sufrió maltratos y su risa se apagó por la falsa acusación contra su hermano. Todo el Santuario quedo al dominio completo de Ares, un loco dios psicópata con fuertes deseos de sangre, sexo y caos. Ah, y como ignorar sus tendencias nudistas.

Sin omitir el pequeño detalle de que él mismo quedo atrapado dentro de su propia mente, siendo un simple espectador de como el Dios de la Guerra hacía y deshacía a su antojo. Y cómo olvidar a su hermano Kanon, que fue encerrado en Cabos Sunion donde su único destino era morir en esa fría y desolada cueva para convertirse en comida para peces, pero la bondadosa y pequeña Athena le salvo de ese trágico final.

Pero como siempre, la curiosidad, esa maldita curiosidad característica de los Géminis, le estaba haciendo tripas corazón desde que Kanon entró a la sala con un humor que muy pocas veces tenía la dicha de ver. Su manera de caminar, el cómo lanzó la chaqueta al suelo y se dejó caer junto a él en el sofá soltando bufidos era una clara muestra de su ira.

Estaba más que enojado, incluso la palabra furioso quedaba corta en comparación al sentimiento que había transformado en una mueca de disgusto a ese rostro que siempre portaba una sonrisa socarrona en los labios ante cualquier adversidad. Que Kanon estuviese así, tan molesto, era una verdadera sorpresa. El que siempre estaba molesto y con cara de culo -según Kanon- era el mismo Saga. Era conocido en todo el Santuario que casi nadie podía hacer enfadar con facilidad a su gemelo, pues este era un jodido experto en voltear la situación a su favor.

Los hacia quedar como unos completos idiotas y él, un prodigio en el arte de la manipulación, salía victorioso en cada debate y ¿Por qué no? Pelea física. Kanon no solo se valía de sus puños y cosmos para hacer caer al enemigo, también atacaba sus mentes sin necesidad de usar el Satán Imperial o crear ilusiones. Kanon desestabilizaba a sus adversarios con sus brillantes comentarios sarcásticos y déspotas, haciendo que la seguridad de sus contrincantes se cayera al más profundo de los abismos del cual no saldrían jamás.

Kanon era un genio... Aunque no lo diría en voz alta, así le pagaran por ello.

Por ello, el verlo sentado junto a él de brazos cruzados, respiración errática y ceño fruncido, le producía una enorme curiosidad. La pregunta estaba en la punta de su lengua, a casi nada de ser pronunciada. Pero, como aprendió de joven, la curiosidad nunca es buena y, como decía el dicho; La curiosidad mato al gato.

—Ya. Escupe. —espetó el menor sin quitar la vista de la televisión. Un mohín de disgusto apareció al ver que Saga había puesto por quinta vez en la semana El silencio de los inocentes. Estaba seguro que su hermano ya se conocía los diálogos de memoria —Se que quieres preguntarme que me pasa, te conozco y me conozco. Somos Géminis y nuestra naturaleza es ser metiches.

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