The Walls

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The walls—Chase Atlantic

Felix tiraba su cabeza sobre el respaldo de la cama, mientras terminaba de leer un libro. Ya era realmente tarde, pero como su actual pareja, Changbin, no había llegado a casa, algo que ya era de costumbre, de todas formas había decidido esperarlo.

Dio un fuerte suspiro al sentir cómo el sueño se apoderaba de él. Decidió dejar el libro a un lado y, resignado, cubrir su cuerpo con las sábanas, dispuesto a dormir. Pero su paz fue interrumpida por un fuerte portazo.

El pecoso se levantó de un susto al ver a un chico parado frente a él. Era Changbin.

El chico se abalanzó sobre el pobre cuerpo rubio para después comenzar a besar su cuello sin cuidado. Felix intentaba con todas sus fuerzas quitarlo de encima, pero el tamaño del chico se lo impedía. El pecoso terminó arrugando su cara al sentir el fuerte olor a alcohol, e incluso podía oler perfume de mujer.

Cerró sus ojos con fuerza ante la fragancia. Su corazón se terminó de romper, pues si bien ya sospechaba que Changbin le era infiel, el hecho de poder confirmarlo era realmente doloroso.

—Bin, por favor, estás demasiado ebrio —dijo casi suplicando el chico para que parara. Pero no hubo respuesta; Changbin comenzó a bajar su mano hasta tomar el muslo del chico, ignorando totalmente las súplicas de quien tenía debajo suyo.

—Changbin, ¡por favor detente! —el chico dejó caer una lágrima sobre su mejilla, realmente le dolía la acción de Changbin—. ¡Deja de llorar, maldita perra! —el chico comenzó a elevar su voz—. Bin...

Felix sentía cómo su propia voz se quebraba. Changbin se levantó de mala gana, dejando a Felix acostado en la cama cubierto de lágrimas.

—Lo siento, Lix, de verdad —expresó el contrario mientras intentaba excusarse—. ¡No, no te acerques! —el chico intentó alejarse lo más posible, ya que sabía lo que pasaba cuando Changbin llegaba borracho; era algo que ya había pasado en múltiples ocasiones—. Felix...

—Vamos a romper —soltó Felix con seriedad mientras intentaba no ceder.

—¡No puedes hacer eso! —Changbin tomó al chico del brazo con fuerza—. ¿Por qué no? ¡Sé que me estás engañando, para qué seguir! —gritó Felix mientras le daba una cachetada.

Changbin se quedó estático, sobándose la cara con la mano y, sin más, levantó su brazo devolviéndole el golpe al contrario. —Escucha, zorra, si te engañé es porque tú y tu hueco usado me tenían harto, ¿entiendes?

Felix siguió derramando lágrimas mientras, con su mano, tocaba su cara. No podía creer nada de lo que Changbin decía; sus sospechas resultaron ser ciertas. Todos los años de relación a la basura, todos los años en los que tenía que aguantar malos tratos. Felix creía que realmente lo amaba, pero no resultó así. —Vete, por favor —habló el rubio, para después, con su débil mano, señalar hacia la puerta.

—Me largo, y buena suerte encontrando a alguien que quiera algo usado como tú. "Un maldito juguete usado" —Y con eso, salió de la casa, tirando todo a su paso.

Felix se quedó completamente estático. Se sentía sucio, se sentía usado. ¿Era realmente eso? ¿Un "maldito juguete usado"?

 ¿Era realmente eso? ¿Un "maldito juguete usado"?

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