Príncipe Quackity [Quackbur]

ENAMORADO TUYO...

Quackity toco la puerta de la oficina de su padre.

—Pase. —Se escuchó en respuesta.

—Papá, ¿estás ocupado? —

—Un poco. ¿Necesitas algo? —

—Quería hablar contigo sobre algo. —

—Claro, Alex. Siéntate. —

Quackity se sentó en la silla frente al escritorio de su padre e intentó buscar las palabras para expresarse.

—Quería hablar contigo antes que con mamá porque... Bueno, tú sabes. Eres mucho más comprensivo y pues... ambos somos hombres y no se... ¿Tal vez nos entendemos más? —

—Creo que entiendo. —

—Bien. Hay una persona que causa algo en mi. No se que sea ese algo, pero creo que puede ser que me guste. realmente no se si me guste porque nunca me ha gustado alguien y supuse que tu podrias ayudarme. —

—¿Cómo es esa chica? —

—Es que no es... —Quackity se mordió la lengua para no hablar de más. —Es una persona muy linda tanto en su apariencia como su personalidad. —

—Se oye como una chica muy linda. —

—Si... —

—No me sorprendería que te guste. Alguien así le gustaría a cualquiera. —

—¿Pero como se si me gusta? —

—Es una pregunta un poco difícil porque no todos actúan de la misma manera cuando les gusta alguien. Algunas personas pueden ser más cariñosas y algunas personas son todo lo contrario. Pero si te imaginas en un futuro casándote con ella o simplemente de una manera romántica, lo más probable es que te guste. —

Quackity se imaginó casandose con Wilbur, besándose frente a todo el país y simplemente no pudo evitar avergonzarse.

—¿Que pasa? —Le preguntó su padre agraciado por su reacción. —¿Te has dado cuenta de que te gusta? —

—Creo que si. —

—Deberías traerla al palacio para conocerla. Si es como dices, seguro les agradara a todos y ya que tanto insiste tu madre en la boda, tal vez sea la indicada. —

—Supongo. Gracias, papa. —

Quackity salido de la oficina y justo se topó con Wilbur.

—¡Casi me asustas! —Le grito Quackity. —¿Me estabas espiando? —

—Solo pasaba por aquí. —

—¿Y justo coincide conmigo? —

—Exacto. Gran coincidencia, ¿no? —

—Seguro no escuchaste nada. —

—Nada, nadita. ¿Me perdi de algo? —

—No, para nada. —