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(Se cancela lo de Messi más alto que Memo, no me lo imagino)

—Y aquí esta— la doctora Antonela Rocuzzo sonrió mientras apuntaba una pequeña manchita en el monitor—tiene el tamaño correcto para su edad gestacional y a simple vista se ve bien, aún así te estare atendiendo dos veces cada mes—

Ella seguía hablando pero para el médico y el enfermero no había oro sonido más que el de sus propias respiraciones, sus corazones latían con fuerza contra su pecho y el apretón de manos era más firme, por las mejillas del omega bajaban pequeñas lágrimas y el alfa hacia todo por retenerlas.

—¿Es...es mi bebé?— fue la pregunta simple de Memo interrumpiendo a Antonela la cuál en ese momento noto que ninguno de los dos le estaban poniendo atención.

Soltó una pequeña risa y asintió.

—Nuestro, Memo— el rizado volteo a ver al argentino— es nuestro bebé, nuestro lindo y pequeño cachorro— Messi levanto la mano del mexicano a la altura de sus labios y dejo un suave beso en los nudillos.

Guillermo lo miro con alegría y hubiera respondido algo cursi si el nudo en su garganta no se lo impidiera.

—Bueno, pues felicidades a ambos, aún así es necesario que tengan cuidado, un embarazo de omega masculino suele ser riesgoso y más si hay antecedente de...pues...—mirando de reojo a Memo y este soltó un suave y triste suspiro en entendimiento a lo que la ginecólogo quería decir.

—Haremos todo como nos lo indiques— Lionel asintió acariciando la mano del omega.

Después de una extensa explicación por parte de la doctora ambos salieron del consultorio, la realidad al fin estába abriéndose paso en sus mentes y mientras caminaban uno al lado del otro se mantenían en un silencio, no incómodo, pero si solemne, miraban a su alrededor como parejas pasaban a sus lados cargando a sus bebés, con los omegas en cinta y sus vientres grandes, parejas que estaban por convertirse en padres, al ir de camino a sus áreas de trabajo pasaron por los cuneros donde se estuvieron y miraron esas pequeñas personitas envueltas en mantas de colores.

—¿Te parece ir a cenar para poder hablar sobre esto?— fue la pregunta de Memo para terminar ese silencio, aún así su vista no se despegaba de los cachorritos.

—Me parece buena idea...¿Algún restaurante o prefieres en mi departamento?— pregunto posando su mirada en el Omega.

—En el mío, hay cosas que te quiero contar y mostrar— soltó un suspiro y lo volteo a ver con una sonrisa cálida.

El alfa asintió, acordaron que saliendo de sus turnos pasarían al departamento del alfa por un cambio de ropa, de ahí buscarían una tienda para comprar lo necesario para la cena; algo que tenían en común es que preferían má comida preparada en casa que comprar de la calle o comida rápida, para finalmente llegar al departamento del omega y hablar.

Se separaron cuando Ochoa tomo el elevador para llegar a su piso y Lionel camino a su consultorio, pero se desvío, debía hablar esto con alguien, pensó en Maradona pero él probablemente estaba en una reunión con otros miembros del Ministerio de Salud, así que decidió ir a hablarlo con esas dos personas de confianza.




























—...y vamos a tener un cachorro— concluyó su relato el cardiólogo, mirando a sus dos amigos frente a él.

Emiliano se levantó de su asiento de atrás de su escritorio para abrazar a su colega felicitándolo, mientras Rodrigo trataba de digerir la noticia que su amigo le había dado.

—Boludo, ¿vos no le dirás nada a la Pulga?— Emiliano miró a De Paul con una sonrisa y Lionel rodó los ojos ante ese apodó, ese apodó que lo persiguió durante toda la carrera y más cuando jugaba de delantero en el equipo de fútbol de la facultad.

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⏰ Última actualización: Feb 17 ⏰

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Esa Noche de Guardia (Mechoa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora