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Llegaban de dar aquél recorrido, se encontraron con varios grupos armados ilegales los cuales llegaron a ser un problema durante la noche, el bombardeo era constante pero ellos sabían cómo cuidarse y protegerse. Shoto se encargaba de hacer el papeleo para enviarlos a las oficinas centrales de la agencias del gobierno. Mientras Bakugo hacia la cena y pensaba que los habían mandado al mismísimo infierno.

Claro que estaba que tarde o temprano tendrían que mandarles refuerzos. Los cuales ambos chicos estaba de acuerdo en obtener aunque de más estaba aclarar que jamás iban a admitir qué necesitaban refuerzos.

Se hicieron las 22:30, dos platos de curry estaban servidos en la mesa siendo acompañados por un jugo de manzana.

—Que mierda haces!? No has probado puto bocado en los malditos veinte minutos que llevo viéndote— El tecleaba en aquél aparato eléctrico.

—Estoy haciendo el informe de lo que nos encontramos hoy— Respondió sin quitar la mirada del aparato.

—Y eso es más importante que tú comida!? Come!— Su voz denotaba autoridad aunque al bicolor parecía no importarle en lo más mínimo.

—Ahora lo hago, tengo que terminar ésto— Dijo, está vez si lo miró a la cara.

—Come maldito bastardo! Iré a la habitación y volveré en veinte minutos exactos cuando yo salga por esa puerta ese plató debe de estar sin un solo rastro ¿entiendes?— Lo apuntó con su índice.

Shoto solo rodó los ojos, limitándose a dejar el aparato electrónico de un lado para agarrar los palitos para empezar a comer de manera un poco rápida.

Veintes minutos después se podía ver a un malhumorado rubió saliendo de la habitación para investigar si en efecto el otro había comido cosa que confirmó cuándo se asomó en el plató, no se había tomado el jugó.

-El bastardo es idiota- Pensó al ver el vaso de jugo intacto sobre la mesa.

Se ocupó en limpiar la mesa y llevar los platos a la cocina, no sabía a dónde había ido el bicolor sin embargó se encontró con una pequeña sorpresa en el tachó de basura. Era el curry estaba en tachó de basura aunque no era gran cantidad.

Frunció el ceño, eso hizo que se pusiera a buscar al bicolor. Camino por todo el lugar hasta que pasó por el bañó.

—Bastardo?— Era obvio que el estába ahí pero lo que escuchaba lo preocupó.

—S-si?— En un esfuerzo por ocultarse encendió la regadera para que creyera que se estaba dando una ducha.

—Sal de ahí ahora!— Sabía que estaba haciendo y no podía evitar enojarse con él.

El bicolor entro en pánico, se lavó la boca, a la vez que tiraba de la cadena por último cerró la regadera para salir del bañó.

—Que hacías ahí dentro?— Preguntó Bakugo mientras lo detallaba mejor.

Se veía flaco y algo decaído, ¿hacé cuánto hacia eso?

—Yo me estába bañando— Se esforzó por mantener en pie su mentira.

—No me hagas estúpido maldito invierano! Estoy seguro de que te estabas provocando el maldito vómito ahí dentro!— Gritó para suspirar de nueva cuenta.

Shoto bajó la cabeza dejándole saber que era cierto.

—Eso está mal bastardo, tienes que comer además esta labor que hacemos es necesario que tengas un estilo saludable y provocarte el vómito no es muy saludable que digamos— Esmuto el chico rubio mientras lo miraba con seriedad.

—Voy a dormir— Miró a Bakugo, sabía lo que le quería decir el rubió pero no podía dejar de hacer aquella práctica con la cual se había obsesionado perdidamente.

Shoto salió del rango de visión de Bakugo para meterse en la habitación que compartía con el chico rubió se subió en la litera y se tapó quedándose dormido al instante.

Bakugo se quedó parado en aquél lugar mirando la dirección en la que se había ido el bicolor tenía demasiadas preguntas en ese momento ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso se sentía obligado a mantener aquel peso que mantenía en ese momento? ¿Por qué? Era su única pregunta y la cuál no tendría respuesta por el momento.





†Come backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora