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Habían pasado dos semanas desde aquella situación que se habia presentado, Bakugo ahora sentía que tenía la obligación de cuidar al chico bicolor el cuál había dejado de practicar aquella técnica enfermiza.

—Bastardo! Que quieres de cenar!?— Pregunto mientras lo miraba con el entrecejo fruncido.

—Oniguiris— Hablo mientras peinaba su cabello con sus manos.

—Bien— Sus botas golpearon el piso indicando que estaba caminando hacia la cocina.

El bicolor ni siquiera se molestaba en caminar con el hacia la cocina pues era obvio que el rubió lo trataría como la mierda debido a su gran ego y orgullo aunque ese día le dieron ganas de saber que comí el chico rubió iba a preparar los oniguiris por lo que caminó hasta la cocina y se quedó paradonen la puerta viendo al rubió preparar el arroz.

—Que traes? Te ves extraño nunca vienes a verme en la cocina— Bakugo hablo sin darle la cara.

El rubio llevaba un esqueleto negro que dejaba su gran espalda, Shoto agradecía que no lo mirará pues era un tomate andante

—No traigo nada, solo me dió curiosidad saber cómo preparabas los oniguiris— Respondió sin darle importancia.

El rubió se volteo y tenía una ceja levantada.

—Y si es así, que hacés parado en la entrada de la cocina? Deberías de estar sentado en algún lugar de está mierda observando como hago todo— Habló mientras se acercaba a él.

Shoto miró como se acercaba hacía y llegó a pensar que le haría algo por los que dió unos cuantos pasitos hacias atrás.

—Que carajos? No te haré nada maldito subnormal— Lo miró de manera confundida.

—Perdon, supongo que es por reflejó— Se excusó mientras se acercaba a él de nueva cuenta.

Bakugo sabía que había algo más detras de esas palabras.

—No importa, siéntate ahi— señaló la pequeña isla que había en la cocina.

El bicolor asintió y camino hacia la isla, se se subió y miró todos los ingredientes que tenía Bakugo cerca.

—El oniguiris lleva tantos ingredientes?— Indagó el bicolor mirando los ingredientes sobre la mesa.

El rubio solo lo miró y resopló.

—Asi es, me gustaría que me ayudarás— El bicolor lo miro sorprendido.

Shoto lo miró y luego abrió la boca para hablar.

—Es que no sé cocinar— Dijo bajito mientras tapaba su boca ligeramente.

—No sabes hacer algo tan fácil?— El bicolor negó con la cabeza.

Katsuki se abofeteó mentalmente, se acercó al bicolor y lo ayudó a bajarse para enseñarle a cocinar.

—Bien, tienes que aplanar él arroz pero antes debes mojarte un poco las manos para que no se te pegue— El rubio estaba al lado de él observando todo lo que hacia el bicolor.

El bicolor hizo todo cuidadosamente, hasta que sintió que bakugo se posicionó tras él y empezó a guiarlo a cerrar el oniguiri.

—Debes hacerlo así— El bicolor estaba rojo pero se dejaba guiar por él a la vez que su menté se perdía.

Katsuki se había vuelto a abofetear al momento en que se dio cuenta en qué posición se encontraba con él chico, sin embargo le gustaba y no sólo era eso le encantaba, se sentía como nunca se había sentido antes en su vida y eso le gustaba con el bicolor podía ser el sin nadie que le dijera que estaba mal.

†Come backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora