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🩰◗ ꔛ ꫶capitulo uno ᨏ la mala suerte del que se baña
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Unas semanas antes de la tragedia...
— Hola.
— ¡Hola, guapa!
— Buenos días.
— Mi vida, ¿Que tal?
— Buenos días, Leila.
— ¡Hola, linda! — saludo a una pelirroja de lentes con una enorme sonrisa—. Buenos días, Sofi.
— Buenos días, Leila — me devuelve el saludo una morena de baja estatura y mejillas regordeta.
Si, en efecto, esa soy yo.
La bonita, simpática y, sin duda, la más salada de todo Midtown.
Podría hacer una larga e interminable lista de por qué me considero una persona con dudosa suerte en la vida pero eso le quitaría la emoción a todo este relato, ¿No?
Mejor empiezo por lo básico.
Me llamo Leila Gertrudis Gómez (lo sé, tengo nombre de abuela) tengo 17 años, vivo junto a mi hermano menor bajo la tutela de mi tía porque nuestra madre es tan irresponsable como para dejar a dos niños viviendo solos en una casa e irse ella sola a las Vegas.
También está el hecho de que se casó con un hombre 10 años menor que ella y la razón por la cuál no va a la casa es para que no lo enamoré.
Creo que a mí abuela se le olvidó tomar ácido fólico en el embarazo de mi madre, porqué de verdad no entiendo porque le salió tan estúpida.
Solo por sus celos sin sentido tengo que trabajar para mantener a mi hermano menor, desearía que al menos el sueldo me alcanzará para muchas de sus cosas básicas, pero mientras trabajas en una heladería no puedes esperar millonada.
Al menos nuestro pequeño departamento es propio por qué si no estuviera demasiado cagado.
Aunque no todo es un asco en mi vida, tengo una maravillosa mejor amiga que aunque sea una amargada de primera siempre está para mí cuando la necesite y está él...
