2- Lo esperado

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Chan mira su reloj antes de volver a mirar la inmensa y antigua infraestructura delante de él, Hyunjin había entrado hace poco, pues ve la moto del nombrado a un costado de la gran casona.

Ve con ilusión su lugar asegurado ahí dentro, el lugar por fuera hasta podía parecer una fachada un tanto abandonada, pero su visita antes de la llegada de todos los actuales presentes le hizo saber el verdadero valor que había ahí dentro, había visto los asientos de un metal brillante con detalles en oro, su tela hasta de las sillas, tan fina y cómoda a la simple vista, el techo con una pintura al estilo florentino renacentista, la arquitectura como si de los mejores y más aclamados seres se tratara: todo gritaba dinero, lujo y comodidad. Entonces dentro suyo se da cuenta que al fin los años de planeación e inversión darían sus frutos como antes ya lo había previsto.

Piensa por un momento en quitarse el casco cuando termina de estacionar la moto sin apagarla, pero declina la idea, había acabado de llegar y no estaba seguro sobre si la zona estaba vigilada, aunque no lo creía porque no había visto a nadie en kilómetros, pero era mejor prevenir.

Debía esperar un poco más, estaba seguro que Wang daría su grito al cielo cuando viera a su compañero entrar y dejar lo que le había encomendado.

El cielo estaba azul por completo, Suiza era más hermoso de lo que esperaba, las montañas a su alrededor, el clima ligeramente cálido el día de hoy y el cómo estaba yendo todo a su favor hicieron que el alfa sintiera que el mundo estaba de su lado. La noche estrellada era una de las más hermosas que sus ojos habían visto en los últimos meses.

Había entrenado años al lado de la Triada, donde había conocido a su actual mano derecha: Hyunjin, que había sido secuestrado por equivocación, y Chan debía de desaparecerlo, pero el joven era demasiado vivo e inteligente, y decidió hacer su dupla con Hyunjin, ofreciéndole un trato vago y sin muchos beneficios en ese tiempo, puesto que recién estaba reclutando gente, siendo el alfa el primero en aceptar sin dudar y haberle dado su lealtad desde el minuto uno. Pues le había salvado la vida a pesar de ser el encargado de acabar con la misma: dándole una segunda oportunidad.

Habían generado estragos con su carta de presentación a cada clan a nivel mundial, dentro de la infraestructura se encontraba un total de 28 personas, entre ellos 14 alfas líderes de las diferentes mafias y de bandas menores, cada uno con un acompañante, más que todo como testigo de su participación en la junta de emergencia, entre ellos mates y omegas a lo que pudo ver en sus registros que llegaron a sus manos días antes.

Sabía que estaban quebrando un par de normas de esta junta, puesto que aquí no se debía hacer ningún atentado y mucho menos dejar heridos por el son de paz de la zona. Pero...debía darse a conocer de una manera increíble dentro de ese círculo ¿o no? la primera impresión da mucho que hablar de las mafias actuales y de su poder dentro de todo este asqueroso circulo.

Estaba más que dispuesto a hacerse el mejor lugar en esa mesa redonda, donde cada uno de ellos tenía las manos manchadas de sangre, los pensamientos más crueles y los corazones más podridos que pudiera imaginar. Aunque él ya estaba dentro de este círculo que criticaba y a la misma vez anhelaba manejar a su gana y gusto.

Siente un poco de asco de si mismo ante la avalancha de recuerdos, cada uno peor que el otro, pero se recompone de inmediato, o sales del hueco por la política, la fama o el crimen organizado. Y él estaba saliendo de ese hoyo por uno de esos tres caminos.

Vuelve a mirar su reloj. Era hora.

Deja el pequeño regalo y vuelve a mirar la infraestructura por el costado de su ojo, y una figura hermosa esta parada ahí, por un microsegundo la duda pasa por su cabeza, pero tan rápido como llega se va. Y antes de darse cuenta ya ha arrancado la moto.

El arte del desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora