El teléfono sonó, era abby... Arí se apresuró en salir de la ducha para contestar con una toalla envuelta en su cintura.
- Arí, ¿Te pillo en mal momento?
- No, solo me estaba duchando abby, ¿que pasa?
Por un momento a abby se le cruzó la imagen de aquel hombreton tan sexy, humedo, desnudo y con una sola toalla en su cintura mientras hablaba con ella, entonces se le escapó un suspiro y se aireó con las manos por la temperatura que habia alcanzado su cuerpo.
- No, yo...solo... a ver -Se puso nerviosa y respiro profundamente para poder emitir con claridad su ''discurso'' - ¿Que haces esta tarde?
- Tenía pensado correr como todos los días ¿Por qué? - Arí sonrió al notar su nerviosismo por teléfono.
- ¿Tenía pensado, solo si tu quieres...que podíamos salir por ahí, dar una vuelta, charlar, ir al cine... comer juntos, no se ... tu que dices?
Se hizo el silencio, Abby pensó que no debió hacer aquello, que parecía desesperada por volverlo a ver y negó con la cabeza avergonzada. Iba a decirle que no pasaba nada si no podía cuando a través del auricular se escuchó
- De acuerdo, pero tu eliges la película
Colgaron la llamada y abby empezó a dar saltos como una niña en su habitación mientras giraba sobre sí misma, no podía creer que habia conseguido una cita con un hombre así de atractivo y todo por un accidente, bendito accidente... Entonces, entró en pánico ¡¿Que se iba a poner?! ¡¿Como iba a maquillarse?! Llamó inmediatamente a sus amigas que acudieron a su encuentro para empezar la operación de emergencia para poder dejarla la más bella y que pudiera conquistar a su ansiada cita.
Por su parte Arí, abrió su armario, eligió una camisa elegante, unos pantalones oscuros, unos calcetines finos oscuros y un zapato de vestir, puso en su muñeca derecha un reloj que su difunto padre le había regalado, se miró al espejo mientras peinaba sus cabellos y apretó el spray de su perfume Favorito, sonrió a su imagen muy complacido por lo que veía, tenía que verse espectacular para aquella misteriosa chica que había conocido y de la que había sido prisionero en el mismo momento en que la conoció. Arí llegó primero al punto de encuentro, miró su reloj y aun quedaba media hora, suspiro nervioso tocándose el puño de la camisa, no estaba acostumbrado a llevar camisa fuera del trabajo, su uniforme había sido como una segunda piel desde que entró al cuerpo de policía y verse en aquella situación, le hacía sentir extraño. Abby llegó al punto de encuentro, estaba preciosa... con un vestido blanco hasta los tobillos y unos zapatos de tacón de aguja que le hacía las piernas más altas de lo que ya era, su pelo suelto ondulado caía sobre sus hombros hasta su cintura, maquillada con sus labios color rojo oscuro, que pedían a gritos ser borrados de aquellos finos y hermosos labios, Arí suspiró y miro hacia abajo, tenía que contenerse y no sabía como lo iba a soportar, desabrochó el primer botón de la camisa porque sintió una presión en su pecho, una presión a causa de los nervios y de las ganas de besar a abby que estaba sintiendo.
- Disculpa, llego tarde - Dijo abby acercándose a Ari
- No, no pasa nada tranquila, hace un momento que llegué ¿Nos vamos?
- Sí.
La tarde transcurrió rápidamente mientras paseaban y charlaban de sus hobbies, Ari frenó en seco quedandose atrás de abby, está se giro para mirarle, de nuevo el atardecer bañaba su piel de un hermoso color, Ari se acercó lentamente a abby, apartando un mechón de su cabello de la cara sin dejar de observarla.
- ¿Alguna vez... te han dicho, que eres hermosa?
Abby sintió que su corazón se iba a salir, aquel hombre que conoció una tarde por casualidad cuando paseaba tranquilamente, ahora estaba parado frente a ella clavando su mirada en la suya, su olor había cambiado entonces, cuando le conoció... desprendía un leve olor a sudor por su entrenamiento, pero ahora olía a perfume de jazmín y almizcle, cerró sus ojos impregnándose de aquel aroma, ante aquel gesto ari no pudo resistirse mas y acerco a escasos centímetros de sus labios susurrando levemente.
- Desde que te he visto esta tarde, he querido borrarte ese pintalabios de esos perfectos labios que tienes... ¿Puedo?
Abby se sonrojó pero no dijo nada, dejó que su cabeza respondiera por su voz asintiendo levemente y finalmente Arí la besó...
Un beso apasionado que el atardecer fue testigo mientras dormía para dar paso a un hermoso cielo estrellado. Un recuerdo que duraría años en sus memorias y que morirían con ellos tras el paso de los largos años.
Fin
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Al atardecer, muere el día
RomanceUna historia en que una chica desconocida se cruza en el camino de Arián, un policía temporalmente retirado del cuerpo que por costumbre, sale a correr todas las tardes por la ciudad... hasta que un tropiezo del destino; lo junta con un amor que ser...