La vida universitaria continuaba su marcha constante, y para Amelia, cada día era un nuevo capítulo de desafíos y descubrimientos. Después de aquel primer encuentro con Noah, la conexión entre ellos había crecido de manera inesperada, como una flor que florece en medio de la incertidumbre.
Las clases avanzaban, y Amelia se encontraba cada vez más sumergida en los intrincados conceptos de su carrera. Sin embargo, sus pensamientos a menudo divagaban hacia Noah. Cada mensaje compartido, cada intercambio de miradas, se volvían parte fundamental de su día a día, creando un telón de fondo emocional que acompañaba sus estudios.
Noah, con su estilo distintivo y su presencia magnética, se había convertido en un faro en la vida de Amelia. A medida que se conocían más, descubrían intereses compartidos y compartían risas y anécdotas, la conexión entre ellos se volvía más sólida. No solo eran compañeros de clase; se estaban convirtiendo en confidentes, cómplices en esta travesía universitaria.
A pesar de la creciente proximidad emocional, Amelia aún se encontraba en terreno incierto. El recuerdo de Ale seguía acechando en los rincones de su mente, y la duda se instalaba como una sombra fugaz en sus pensamientos. ¿Estaba realmente lista para abrir su corazón de nuevo? ¿Podría permitirse enamorarse mientras aún lidiaba con los retazos emocionales de su pasado?Ese día, Noah esperó pacientemente a la salida de las clases, cumpliendo su promesa de estar allí para Amelia. Sabía que Ale quería verla, pero Amelia prefería evitar ese encuentro. Antes de salir, Amelia le pidió a Noah que esperara unos minutos mientras finalizaba su clase, y así comenzó un encuentro que cambiaría el rumbo de sus destinos.
El reencuentro no fue un simple saludo. Fue un cruce de miradas cargado de anticipación y un saludo tímido que marcó el inicio de su caminar conjunto. Tomaron el camino habitual desde la universidad hasta el centro de la ciudad, y la tensión inicial se desvaneció cuando Noah, audaz, tomó la mano de Amelia. Esta simple acción resonó como la sinfonía de una conexión que se fortalecía con cada paso.
Mientras avanzaban, compartieron risas y secretos, construyendo un puente emocional que unía sus mundos. En un momento de espera en un semáforo, Noah deslizó su mano a la cintura de Amelia con delicadeza, acercándola. Fue en ese instante cuando sus labios se encontraron en un beso que marcó el inicio de una nueva etapa en su relación.
El beso no fue solo un encuentro de labios; fue una promesa silenciosa de un lazo que se forjaba entre ellos, un compromiso que resonaba en la brisa de la tarde. Amelia rodeó el cuello de Noah, pero pronto se separaron, retomando su caminar tomados de la mano. Noah, coqueto y juguetón, aprovechaba cada oportunidad para robarle besos furtivos, creando una danza de emociones en medio de la realidad cotidiana.
La dualidad de emociones persistía en la mente de Amelia. La vibración interna que despertó el primer beso se mezclaba con la confusión sobre su propia orientación sexual. Sus pensamientos eran una maraña de preguntas sin respuesta, pero en medio de esa confusión, surgía una certeza: algo especial estaba naciendo entre ella y Noah.El sol, en su descenso gradual, bañaba la ciudad con tonos cálidos, creando un escenario mágico para este capítulo de su historia. Mientras caminaban juntos, la universidad dejaba de ser solo un espacio académico; se transformaba en el telón de fondo de una historia que se escribía con cada paso compartido.
La noche comenzaba a envolver la ciudad, y las luces artificiales se encendían, creando un ambiente íntimo y acogedor. La historia de amor que se estaba tejiendo entre ellos no solo era un romance en desarrollo, sino también un viaje de autodescubrimiento y aceptación.
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¿Destino o casualidad?
Romance"Nunca había tenido una conexión como la que tengo con él, ni siquiera con la persona que creí que era el amor de mi vida. Siento algo que cada día se hace más fuerte." Esta es una historia real, una historia que relata un amor que duró lo que debía...